lunes, 19 de marzo de 2018

Capítulo 104

  Los jóvenes quedaron atónitos por unos segundos antes de seguir avanzando hacia la casa y la persona que los esperaba.
  La casa desde fuera era simple, paredes de ladrillos pintadas de blanco, las ventanas eran de distintos tamaños.
  “¿Han tenido un buen viaje?” La mujer preguntó con tono cordial.
  Tenía el pelo gris claro, casi blanco, y no pareciera que se lo peinara seguido, llevaba un vestido claro y el único adorno que llevaba puesto era un collar con tres medallas.
  “Entren por favor, que esta noche refrescará y mi cuerpo ya no soporta el frío como antes.”
  Entraron en la casa, la chimenea estaba en el centro de la casa y la única habitación que había parecía ser el baño. A la derecha de la puerta había una pileta con canilla y en la mesada estaban los utensilios de cocina, había algunas sillas u sillón y una cama junto a una pared.
  “Por favor, siéntense, pónganse cómodos así me cuentan cómo llegaron hasta aquí.  ¿Quieren un poco de té?”
  Los muchachos intercambiaron unas miradas y asintieron, la mujer fue a buscar las tazas a un armario y les dio una a cada uno, después les sirvió el té con la pava que estaba calentándose en la chimenea. Tenía un aroma dulzón y fresco.
  “Es té con un poco de manzanilla y eucalipto.”
  Los muchachos miraban con asombro lo simple y cómodo del interior de esa casa. Aún no terminaban de creer que habían encontrado a la anciana, aunque no parecía tan anciana, con la que soñaran unos días atrás.
  Dejaron las mochilas una junto a la otra y se sentaron en torno a la mujer, quién estaba sentada junto a la chimenea. Ashanti fue la que tomó la palabra y contó los sueños que habían compartido y como los siete desconocidos se encontraron en el mismo lugar y desde ese día se sienten cómodos en compañía uno de otro.
  La mujer bebió el té a sorbos regulares y después de escuchar atentamente dijo. “Imagino que deberán tener unas cuantas preguntas.”
  Marama levantó la mano y la mujer se quedó sorprendida ante el gesto.
  “Caramba niña, me haces sentir como si estuviera nuevamente en la escuela dando clases, jaja, adelante con tu pregunta.”
  Marama bajó el brazo medio avergonzada y preguntó. “¿Qué clase de criatura tiró del bote que nos llevó a tierra desde el barco?”
  “Los habitantes del océano.” Respondió la mujer, pero al ver que los muchachos esperaban algo más como explicación continuó. “Puede ser que los llamen Sirenas, así como nosotros evolucionamos para vivir en tierra hace muchos milenios, hubo un grupo que evolucionó para vivir en el agua, siempre hubo avistamientos y filmaciones, algunas reales otras fabricadas, pero contacto directo nunca que se supiera. Lo cual demostró ser lo mejor, porque serían encerradas en estanques y tendrían finales tristes.”
  “Pero a nosotros nos llevaron a tierra y nos dejaron en puerto seguro.” Dijo Marama.
  “Si, varios de nosotros hemos desarrollado cierta relación con ellos, después de la guerra, como las aguas que rodean gran parte del continente están libres de humanos, es su santuario podríamos decir.”
  “A mí me dio la impresión de que el Capitán del barco y algunos tripulantes los conocían.” Dijo Min Ho.
  “A mí también me dio esa impresión.” Agregó Haakon.
  “Si es así, entonces ese Capitán es una persona respetuosa del océano.” Dijo la mujer.
  “La tormenta que cruzamos antes de llegar a tierra, ¿es natural?” Preguntó Nasim.
  “Esa tormenta es lo que quedó después de la guerra,” dijo la mujer, “no es del todo natural, pero tampoco es del todo artificial. No sé bien los detalles de cómo funciona, pero….” La mujer se perdió en pensamientos y recuerdos por unos largos momentos, “la verdad no se bien cómo funciona, pero sí sé que tiene voluntad propia, en el pasado muchas embarcaciones intentaron cruzarla, pero ninguna lo logró.” Tomó unos sorbos de té y continuó. “Ustedes son las primeras personas del viejo mundo en llegar hasta acá desde que terminara la guerra.”
  Hubo unos minutos de silencio mientras la mujer terminaba su té y los muchachos trataban de poner en orden sus pensamientos.
  “Hay algo que me gustaría saber,” dijo tímidamente Marama.
  “Adelante niña, pregunta nomás.”
  “De dónde venimos la historia de lo que sucedió en ésta parte del mundo es escasa e incompleta. Las pinturas que soñamos ver en la ciudad contaban algo bastante distinto de lo que sabemos.”
  “¿Distinto?” La mujer pensó unos segundos. “¿En qué sentido?”
  “Bueno, la historia que nos enseñaron es que durante la guerra se detuvo unas fuerzas que intentaban conquistar y expandirse, pero en las pinturas vimos algo distinto, un gran poder destructivo, pero no para la conquista sino para la defensa.”
  “Supongo que debería contarles un poco lo que ha sucedido.” La mujer se levantó de su asiento y se sentó en el piso sobre un almohadón con las piernas cruzadas, los muchachos se sintieron incómodos permaneciendo en las sillas y también se sentaron en el piso. “Cuando la población que sobreviviera a la pandemia comenzaba a encontrar cierta estabilidad y lentamente volvían a trazarse las líneas de comunicación y comercio internacionales. Para ese entonces una de las comunidades mas fuertes era la de acá, en gran parte por dos motivos, el número elevado de jóvenes con habilidades y haber encontrado la ciudad científica que había sepultada en lo profundo debajo de lo que fuera la ciudad de Buenos Aires, buen, no exactamente debajo de la ciudad, pero en gran parte.”
  “¿Aquí también había una de esas instalaciones ultra secretas?” Interrumpió sin pensarlo Nasim. “Perdón por la interrupción.” Agregó avergonzado.
  La mujer lo miró con una sonrisa.
  “¿Saben de la existencia de estas instalaciones?” Los muchachos asintieron. “Bueno, eso me ahorra una gran explicación de cosas que apenas comprendo. En fin, hasta donde se supo había unas cincuenta de esas instalaciones repartidas por el mundo, por el tipo de terreno la que construyeron aquí fue una de las más grandes. Los recursos que tenía ayudaron a que las comunidades que se habían formado pudieran volverse más fuertes y formar bases firmes para el futuro. Para ese entonces los jóvenes con habilidades eran un pilar importante, tanto en materia de crecimiento como de protección.”
  “Disculpe.” Dijo Ashanti. “Al que le decían maestro era una persona real?”
  “Bueno, maestro es un término que se usaba para muchas personas, ¿te refieres a alguien en particular?, aunque ayudaría algún dato más.”
  “Tanto en las historias que nos contaron de niños y en las pinturas lo vimos montando dragones.”
  “Ja ja ja. Una imagen algo simplista, pero si, es una persona real.” Tomó una profunda bocanada de aire y continuó. “Le decían maestro, pero él nunca se consideró maestro, él fue uno de los pocos adultos con habilidades que sobrevivió la primera expansión de la pandemia, aún después de muchos años y estudios no se pudo saber el motivo de que unos pocos adultos tuvieran las habilidades, mientras que en comparación los niños eran muchos más numerosos. En fin, para explicarles del maestro tendré que contarles desde la pandemia, pero será corto como para que se hagan una imagen.
  En los primeros días después de que casi el ochenta por ciento de la población humana sucumbiera a la pandemia y quedaran muertos vivientes que el único objetivo era alimentarse de cuanta carne pudieran encontrar, los niños fueron los que comenzaron a tener las habilidades de telequinesis, manipulación de los elementos y otras más. En algunos casos, si estaban con sus familias tenían cierta contención, pero en otros eran considerados parias, el maestro se cruzó con una familia que tenía un pequeño niño con estas habilidades y lo ayudó, descubriendo juntos que podían hacer con esas habilidades. Una de las cosas que esas habilidades les daba era la de poder sentir la presencia de la gente y así encontraron a más niños y familias, otros llegaron de lejos. En la comunidad que se había formado en torno a esas habilidades el maestro era quién cuidaba del entrenamiento de los niños, lo llamaban la Academia Jedi.” Los jóvenes se quedaron mirando sin comprender. “Es una historia muy popular de antes de la pandemia ,” al no ver reacción de los jóvenes continuó, “ supongo que se ha perdido mucho del viejo mundo, en fin, con el tiempo los niños crecieron tanto en edad como en sus habilidades, pero seguían viendo al maestro como ejemplo, incluso cuando lo superaban notoriamente en sus habilidades.”
  “Increíble.” Dijo Ashanti.
  “Sí que lo era, pero eso no es todo, cuando se hizo contacto con las comunidades que se habían formado en el mundo, muchas solicitaban ayuda por distintos fenómenos que ocurrían, o simplemente para que les sacaran a los niños con habilidades. Los humanos en su gran mayoría no toman bien lo que es distinto a ellos, usando la violencia como recurso para lidiar con lo que no comprenden.
  Para ese entonces el Maestro viajaba mucho, acompañando a quienes manejaban mejor el arte de la diplomacia y relaciones con otras comunidades, en muchos de esos viajes volvía con jóvenes o niños, algunos acompañados por sus familias, eso ayudaba a fortalecer la Academia, hubo tiempos en los que eso generó cierto conflicto con las otras comunidades de la zona, pero se superaron en algunos casos o se toleraron en otros, lástima que no fue lo mismo con el resto del mundo.”
  “¿Por qué no fue lo mismo?” Preguntó Haakon.
  “Bueno, supongo que se podría decir que aún se aferraban al antiguo mundo, la pandemia no solo acabó con gran parte de la población humana, también cambió la geografía política y social, y cuando se estaba superando esa devastación, había en esencia dos corrientes, los que querían reconstruir como era antes y los que querían construir algo nuevo y eso hacía las relaciones algo tensas, pero lo que en verdad hizo escalar el conflicto fueron las organizaciones detrás de las instalaciones subterráneas, las que sobrevivieron en el mundo querían seguir controlando a la que había acá, pero eso no sucedería, y culpaban entre otros al maestro y sus aprendices.
  Primero enviaron asesinos, pero eso probó ser en vano, para entonces el maestro solo quería estar con su familia, pero cuando las fuerzas militares llegaron para invadir él tomó el mando y en conjunto con otras comunidades de la zona repelió el ataque, pensamos que eso haría recapacitar y abrir una mesa de diálogo, pero solo enviaron más tropas hasta que ante la imposibilidad de penetrar las defensas nos bombardearon con armamento nuclear y químico, y con eso nos diezmaron completamente.”
  “¿Armamento nuclear?” Preguntó Andrea. “Eso nunca se dijo en los libros de historia.”
  “Muchacho, aún eres joven, pero con el tiempo entenderás porqué esa información no es de conocimiento al público.”
  “Si usaron armamento nuclear, esta zona tendría que ser radioactiva.” Comentó Min Ho.
  “Eso es correcto.” Dijo la mujer.
  “¿Entonces hemos sido expuestos a la radiación?” Preguntó Min Ho.
  “Si, pero no.” Dijo la mujer, y continuó explicando. “Las detonaciones hundieron gran parte de la vieja ciudad de Buenos Aires, pero la nube radioactiva y demás consecuencias fueron repelidas y formaron la barrera de tormenta que rodea el continente.”
  “Imposible.” Dijo sorprendido Nasim.
  “Yo tampoco lo creía posible, pero ustedes vieron la tormenta y la cruzaron.”
  “¿Cómo fue posible?”
  “Fue un sacrificio demasiado elevado el que se pagó, muchas vidas se perdieron en ese momento,  y las que sobrevivieron se alejaron para siempre de esta zona.”
  “¿Aún hay gente viviendo aquí?” Preguntó Ashanti.
  “Claro que sí, pero no por acá, ni en lo que fueran otras ciudades del viejo mundo. Construyeron nuevas comunidades y hasta donde sé han prosperado pacíficamente.” La mujer los observó a cada uno de los jóvenes y cambió el rumbo de la conversación. “Ahora pregunto, ¿Qué andan haciendo por estas tierras?”
  Los jóvenes quedaron pensativamente callados durante unos minutos, la que primero habló fue Ashanti.
  “Eso es parte de lo que queremos descubrir, todos sentimos la necesidad de venir hasta acá, pero aún no sabemos el por qué.”
  “¿Aún no saben el motivo?” La mujer pensó unos segundos. “Han podido cruzar la tormenta y pasaron por las ruinas de Buenos Aires sin inconvenientes, algún motivo debe haber para que llegaran hasta acá.”
  “Disculpe, ¿a qué se refiere con cruzamos las ruinas sin inconvenientes?” Preguntó Nasim.
  “Podría decirse que las ruinas están llenas de fantasmas.” La mujer los miró y volvió a preguntar. “¿En verdad no saben por qué han cruzado medio mundo para llegar hasta acá?”
  Los jóvenes cruzaron miradas de cierta vergüenza al darse cuenta que ninguno se había hecho esa simple pregunta a sí mismos.
  “Sentíamos la urgencia de llegar hasta las coordenadas, después las sirenas nos llevaron hasta tierra y ahí tuvimos un sueño colectivo en el que debíamos venir hacia el oeste y encontrarla a usted.” Dijo Haakon.
  La mujer se quedó pensando un momento mientras tomaba su te.
  “No sabría decirles por qué, entonces.” Extendió sus brazos mostrando el entorno. “Salvo que quieran quedarse con mi casa.” Al ver la perplejidad de los muchachos agregó. “Era una broma.” Se levantó y se acercó a la cocina. “¿Han comido ya? Tengo algo de comida que podemos compartir si quieren.”
  Los jóvenes asintieron y se levantaron para ayudar en lo que pudieran.
  La cena transcurrió casi sin mediar palabra, cada uno de los comensales absorto en sus propios pensamientos, al terminar lavaron los utensilios y se acomodaron para dormir, los jóvenes extendieron sus bolsas de dormir y quedaron sumidos en un sueño profundo casi al instante.

  La mujer se preparaba para acortarse, pero un sonido le llamó la atención, era algo grande que se posaba suavemente sobre el césped. Después de asegurarse que los jóvenes estaban dormidos salió y se encontró con su visitante.

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