Los jóvenes quedaron atónitos por unos
segundos antes de seguir avanzando hacia la casa y la persona que los esperaba.
La casa desde fuera era simple, paredes de
ladrillos pintadas de blanco, las ventanas eran de distintos tamaños.
“¿Han tenido un buen viaje?” La mujer
preguntó con tono cordial.
Tenía el pelo gris claro, casi blanco, y no
pareciera que se lo peinara seguido, llevaba un vestido claro y el único adorno
que llevaba puesto era un collar con tres medallas.
“Entren por favor, que esta noche refrescará
y mi cuerpo ya no soporta el frío como antes.”
Entraron en la casa, la chimenea estaba en el
centro de la casa y la única habitación que había parecía ser el baño. A la
derecha de la puerta había una pileta con canilla y en la mesada estaban los
utensilios de cocina, había algunas sillas u sillón y una cama junto a una
pared.
“Por favor, siéntense, pónganse cómodos así
me cuentan cómo llegaron hasta aquí.
¿Quieren un poco de té?”
Los muchachos intercambiaron unas miradas y
asintieron, la mujer fue a buscar las tazas a un armario y les dio una a cada
uno, después les sirvió el té con la pava que estaba calentándose en la
chimenea. Tenía un aroma dulzón y fresco.
“Es té con un poco de manzanilla y
eucalipto.”
Los muchachos miraban con asombro lo simple y
cómodo del interior de esa casa. Aún no terminaban de creer que habían
encontrado a la anciana, aunque no parecía tan anciana, con la que soñaran unos
días atrás.
Dejaron las mochilas una junto a la otra y se
sentaron en torno a la mujer, quién estaba sentada junto a la chimenea. Ashanti
fue la que tomó la palabra y contó los sueños que habían compartido y como los
siete desconocidos se encontraron en el mismo lugar y desde ese día se sienten
cómodos en compañía uno de otro.
La mujer bebió el té a sorbos regulares y
después de escuchar atentamente dijo. “Imagino que deberán tener unas cuantas
preguntas.”
Marama levantó la mano y la mujer se quedó
sorprendida ante el gesto.
“Caramba niña, me haces sentir como si
estuviera nuevamente en la escuela dando clases, jaja, adelante con tu
pregunta.”
Marama bajó el brazo medio avergonzada y
preguntó. “¿Qué clase de criatura tiró del bote que nos llevó a tierra desde el
barco?”
“Los habitantes del océano.” Respondió la
mujer, pero al ver que los muchachos esperaban algo más como explicación
continuó. “Puede ser que los llamen Sirenas, así como nosotros evolucionamos
para vivir en tierra hace muchos milenios, hubo un grupo que evolucionó para
vivir en el agua, siempre hubo avistamientos y filmaciones, algunas reales
otras fabricadas, pero contacto directo nunca que se supiera. Lo cual demostró
ser lo mejor, porque serían encerradas en estanques y tendrían finales tristes.”
“Pero a nosotros nos llevaron a tierra y nos
dejaron en puerto seguro.” Dijo Marama.
“Si, varios de nosotros hemos desarrollado
cierta relación con ellos, después de la guerra, como las aguas que rodean gran
parte del continente están libres de humanos, es su santuario podríamos decir.”
“A mí me dio la impresión de que el Capitán
del barco y algunos tripulantes los conocían.” Dijo Min Ho.
“A mí también me dio esa impresión.” Agregó
Haakon.
“Si es así, entonces ese Capitán es una
persona respetuosa del océano.” Dijo la mujer.
“La tormenta que cruzamos antes de llegar a
tierra, ¿es natural?” Preguntó Nasim.
“Esa tormenta es lo que quedó después de la
guerra,” dijo la mujer, “no es del todo natural, pero tampoco es del todo
artificial. No sé bien los detalles de cómo funciona, pero….” La mujer se
perdió en pensamientos y recuerdos por unos largos momentos, “la verdad no se
bien cómo funciona, pero sí sé que tiene voluntad propia, en el pasado muchas
embarcaciones intentaron cruzarla, pero ninguna lo logró.” Tomó unos sorbos de
té y continuó. “Ustedes son las primeras personas del viejo mundo en llegar
hasta acá desde que terminara la guerra.”
Hubo unos minutos de silencio mientras la
mujer terminaba su té y los muchachos trataban de poner en orden sus
pensamientos.
“Hay algo que me gustaría saber,” dijo
tímidamente Marama.
“Adelante niña, pregunta nomás.”
“De dónde venimos la historia de lo que
sucedió en ésta parte del mundo es escasa e incompleta. Las pinturas que
soñamos ver en la ciudad contaban algo bastante distinto de lo que sabemos.”
“¿Distinto?” La mujer pensó unos segundos. “¿En
qué sentido?”
“Bueno, la historia que nos enseñaron es que
durante la guerra se detuvo unas fuerzas que intentaban conquistar y
expandirse, pero en las pinturas vimos algo distinto, un gran poder
destructivo, pero no para la conquista sino para la defensa.”
“Supongo que debería contarles un poco lo que
ha sucedido.” La mujer se levantó de su asiento y se sentó en el piso sobre un
almohadón con las piernas cruzadas, los muchachos se sintieron incómodos
permaneciendo en las sillas y también se sentaron en el piso. “Cuando la
población que sobreviviera a la pandemia comenzaba a encontrar cierta
estabilidad y lentamente volvían a trazarse las líneas de comunicación y
comercio internacionales. Para ese entonces una de las comunidades mas fuertes
era la de acá, en gran parte por dos motivos, el número elevado de jóvenes con
habilidades y haber encontrado la ciudad científica que había sepultada en lo
profundo debajo de lo que fuera la ciudad de Buenos Aires, buen, no exactamente
debajo de la ciudad, pero en gran parte.”
“¿Aquí también había una de esas
instalaciones ultra secretas?” Interrumpió sin pensarlo Nasim. “Perdón por la
interrupción.” Agregó avergonzado.
La mujer lo miró con una sonrisa.
“¿Saben de la existencia de estas
instalaciones?” Los muchachos asintieron. “Bueno, eso me ahorra una gran
explicación de cosas que apenas comprendo. En fin, hasta donde se supo había
unas cincuenta de esas instalaciones repartidas por el mundo, por el tipo de
terreno la que construyeron aquí fue una de las más grandes. Los recursos que
tenía ayudaron a que las comunidades que se habían formado pudieran volverse
más fuertes y formar bases firmes para el futuro. Para ese entonces los jóvenes
con habilidades eran un pilar importante, tanto en materia de crecimiento como
de protección.”
“Disculpe.” Dijo Ashanti. “Al que le decían
maestro era una persona real?”
“Bueno, maestro es un término que se usaba
para muchas personas, ¿te refieres a alguien en particular?, aunque ayudaría
algún dato más.”
“Tanto en las historias que nos contaron de
niños y en las pinturas lo vimos montando dragones.”
“Ja ja ja. Una imagen algo simplista, pero
si, es una persona real.” Tomó una profunda bocanada de aire y continuó. “Le
decían maestro, pero él nunca se consideró maestro, él fue uno de los pocos
adultos con habilidades que sobrevivió la primera expansión de la pandemia, aún
después de muchos años y estudios no se pudo saber el motivo de que unos pocos adultos
tuvieran las habilidades, mientras que en comparación los niños eran muchos más
numerosos. En fin, para explicarles del maestro tendré que contarles desde la
pandemia, pero será corto como para que se hagan una imagen.
En los primeros días después de que casi el
ochenta por ciento de la población humana sucumbiera a la pandemia y quedaran
muertos vivientes que el único objetivo era alimentarse de cuanta carne
pudieran encontrar, los niños fueron los que comenzaron a tener las habilidades
de telequinesis, manipulación de los elementos y otras más. En algunos casos,
si estaban con sus familias tenían cierta contención, pero en otros eran
considerados parias, el maestro se cruzó con una familia que tenía un pequeño
niño con estas habilidades y lo ayudó, descubriendo juntos que podían hacer con
esas habilidades. Una de las cosas que esas habilidades les daba era la de
poder sentir la presencia de la gente y así encontraron a más niños y familias,
otros llegaron de lejos. En la comunidad que se había formado en torno a esas
habilidades el maestro era quién cuidaba del entrenamiento de los niños, lo
llamaban la Academia Jedi.” Los jóvenes se quedaron mirando sin comprender. “Es
una historia muy popular de antes de la pandemia ,” al no ver reacción de los
jóvenes continuó, “ supongo que se ha perdido mucho del viejo mundo, en fin,
con el tiempo los niños crecieron tanto en edad como en sus habilidades, pero
seguían viendo al maestro como ejemplo, incluso cuando lo superaban
notoriamente en sus habilidades.”
“Increíble.” Dijo Ashanti.
“Sí que lo era, pero eso no es todo, cuando
se hizo contacto con las comunidades que se habían formado en el mundo, muchas
solicitaban ayuda por distintos fenómenos que ocurrían, o simplemente para que
les sacaran a los niños con habilidades. Los humanos en su gran mayoría no
toman bien lo que es distinto a ellos, usando la violencia como recurso para
lidiar con lo que no comprenden.
Para ese entonces el Maestro viajaba mucho,
acompañando a quienes manejaban mejor el arte de la diplomacia y relaciones con
otras comunidades, en muchos de esos viajes volvía con jóvenes o niños, algunos
acompañados por sus familias, eso ayudaba a fortalecer la Academia, hubo
tiempos en los que eso generó cierto conflicto con las otras comunidades de la
zona, pero se superaron en algunos casos o se toleraron en otros, lástima que
no fue lo mismo con el resto del mundo.”
“¿Por qué no fue lo mismo?” Preguntó Haakon.
“Bueno, supongo que se podría decir que aún
se aferraban al antiguo mundo, la pandemia no solo acabó con gran parte de la
población humana, también cambió la geografía política y social, y cuando se
estaba superando esa devastación, había en esencia dos corrientes, los que
querían reconstruir como era antes y los que querían construir algo nuevo y eso
hacía las relaciones algo tensas, pero lo que en verdad hizo escalar el
conflicto fueron las organizaciones detrás de las instalaciones subterráneas,
las que sobrevivieron en el mundo querían seguir controlando a la que había
acá, pero eso no sucedería, y culpaban entre otros al maestro y sus aprendices.
Primero enviaron asesinos, pero eso probó ser
en vano, para entonces el maestro solo quería estar con su familia, pero cuando
las fuerzas militares llegaron para invadir él tomó el mando y en conjunto con
otras comunidades de la zona repelió el ataque, pensamos que eso haría
recapacitar y abrir una mesa de diálogo, pero solo enviaron más tropas hasta
que ante la imposibilidad de penetrar las defensas nos bombardearon con
armamento nuclear y químico, y con eso nos diezmaron completamente.”
“¿Armamento nuclear?” Preguntó Andrea. “Eso
nunca se dijo en los libros de historia.”
“Muchacho, aún eres joven, pero con el tiempo
entenderás porqué esa información no es de conocimiento al público.”
“Si usaron armamento nuclear, esta zona
tendría que ser radioactiva.” Comentó Min Ho.
“Eso es correcto.” Dijo la mujer.
“¿Entonces hemos sido expuestos a la
radiación?” Preguntó Min Ho.
“Si, pero no.” Dijo la mujer, y continuó
explicando. “Las detonaciones hundieron gran parte de la vieja ciudad de Buenos
Aires, pero la nube radioactiva y demás consecuencias fueron repelidas y
formaron la barrera de tormenta que rodea el continente.”
“Imposible.” Dijo sorprendido Nasim.
“Yo tampoco lo creía posible, pero ustedes
vieron la tormenta y la cruzaron.”
“¿Cómo fue posible?”
“Fue un sacrificio demasiado elevado el que
se pagó, muchas vidas se perdieron en ese momento, y las que sobrevivieron se alejaron para
siempre de esta zona.”
“¿Aún hay gente viviendo aquí?” Preguntó
Ashanti.
“Claro que sí, pero no por acá, ni en lo que
fueran otras ciudades del viejo mundo. Construyeron nuevas comunidades y hasta
donde sé han prosperado pacíficamente.” La mujer los observó a cada uno de los
jóvenes y cambió el rumbo de la conversación. “Ahora pregunto, ¿Qué andan
haciendo por estas tierras?”
Los jóvenes quedaron pensativamente callados
durante unos minutos, la que primero habló fue Ashanti.
“Eso es parte de lo que queremos descubrir, todos
sentimos la necesidad de venir hasta acá, pero aún no sabemos el por qué.”
“¿Aún no saben el motivo?” La mujer pensó
unos segundos. “Han podido cruzar la tormenta y pasaron por las ruinas de
Buenos Aires sin inconvenientes, algún motivo debe haber para que llegaran
hasta acá.”
“Disculpe, ¿a qué se refiere con cruzamos las
ruinas sin inconvenientes?” Preguntó Nasim.
“Podría decirse que las ruinas están llenas
de fantasmas.” La mujer los miró y volvió a preguntar. “¿En verdad no saben por
qué han cruzado medio mundo para llegar hasta acá?”
Los jóvenes cruzaron miradas de cierta
vergüenza al darse cuenta que ninguno se había hecho esa simple pregunta a sí
mismos.
“Sentíamos la urgencia de llegar hasta las
coordenadas, después las sirenas nos llevaron hasta tierra y ahí tuvimos un
sueño colectivo en el que debíamos venir hacia el oeste y encontrarla a usted.”
Dijo Haakon.
La mujer se quedó pensando un momento
mientras tomaba su te.
“No sabría decirles por qué, entonces.”
Extendió sus brazos mostrando el entorno. “Salvo que quieran quedarse con mi
casa.” Al ver la perplejidad de los muchachos agregó. “Era una broma.” Se
levantó y se acercó a la cocina. “¿Han comido ya? Tengo algo de comida que
podemos compartir si quieren.”
Los jóvenes asintieron y se levantaron para
ayudar en lo que pudieran.
La cena transcurrió casi sin mediar palabra,
cada uno de los comensales absorto en sus propios pensamientos, al terminar
lavaron los utensilios y se acomodaron para dormir, los jóvenes extendieron sus
bolsas de dormir y quedaron sumidos en un sueño profundo casi al instante.
La mujer se preparaba para acortarse, pero un
sonido le llamó la atención, era algo grande que se posaba suavemente sobre el
césped. Después de asegurarse que los jóvenes estaban dormidos salió y se
encontró con su visitante.
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