martes, 3 de abril de 2018

Capítulo 106

  “¿Cuánto tiempo llevamos ya?” Preguntó Min Ho.
  “Casi cuatro horas” Respondió Haakon. “Casi cuatro horas y nada más que césped y algunos árboles.”
  “Hemos visto alguna que otra ave volando también.” Dijo Ashanti.  “¿Quieres para a descansar un rato Tasya?”
  “Cuando lleguemos a aquellos árboles.” Respondió Tasya señalando los árboles que se veían unos kilómetros delante.
  Al detener el vehículo a la sombra de los árboles los jóvenes estiraron los miembros medio entumecidos.
  Marama contemplaba los eucaliptos con una sonrisa y se recostó apoyada en el tronco de uno de ellos.
  “¿Dónde crees que estemos?” Preguntó Haakon mirando el mapa junto con Ashanti.
  “Por la velocidad que veníamos y el tiempo calculo que debemos de esta por ésta zona.” Dijo Ashanti.
  “¿Cómo a ninguno de nosotros se nos ocurrió traer una brújula?” Se preguntó Haakon.
  “De nada serviría si no sabemos usarla.” Dijo Andrea, mientras preparaba un refrigerio y lo pasaba a los demás.
  Nasim sacó sus binoculares con cierta urgencia y se puso a contemplar el horizonte. “Los que tengan binoculares tienen que ver esto.” Les dijo a los demás.
  Min Ho, Haakon y Ashanti se sumaron a Nasim.
  “¿Qué es eso?” Preguntó Min Ho, “¿Un ave gigante?”
  “¿Qué tan lejos creen que estará?” Preguntó Haakon.
  “Parece estar buscando algo.” Dijo Nasim.
  “No creo que sean aves gigantes.” Dijo Marama con cierto recaudo en la voz.
  “¿Por qué lo dices?” Preguntó Nasim.
  “Porque hay uno dando vueltas arriba nuestro.”
  Los jóvenes bajaron los binoculares, levantaron la vista y se quedaron atónitos al ver  la criatura planear en amplios círculos sobre sus cabezas.
  “Creo que estamos viendo a los dragones.” Dijo Andrea.
  La criatura continuó volando en círculos en torno a la arboleda.
  “¿Pensará que somos alimento?” Preguntó Andrea.
  “Es hermoso.” Dijo Marama.
  Escucharon un batir de alas y vieron a otra de las criaturas posarse suavemente frente a ellos apoyó las patas traseras primero y después las delanteras, recogiendo las alas a los costados de su cuerpo. Se veía amenazante, pero la actitud era más bien de curiosidad. Se acercó lentamente y los jóvenes retrocedieron unos pasos para estar pegados al tronco de un eucalipto, pero la criatura parecía estar más interesada en el vehículo que en ellos.
  Observó el vehículo por un costado, después por el otro, olfateó el interior de la cabina y después giró su cabeza para observar a los jóvenes.
  “Permanezcan quietos y tranquilos, si no percibe peligro es probable que no nos ataque.” Susurró Ashanti y al ver las miradas de los demás agregó, “Es lo que hacemos con los leones, en general funciona.”
  La criatura se acercó un poco más, quedando a un par de metros de los jóvenes, pero su atención estaba en Marama, la observó unos largos instantes, acercó un poco más la cabeza y olfateó el aire. Marama sonrió e intentó acercarse, pero la criatura retrocedió parándose en sus patas traseras, desplegó las alas membranosas y las agitó para levantar vuelo, dio un par de círculos en torno a los árboles y luego se alejó para perderse en la lejanía.
  “¿Qué fue eso?” Le preguntó  Haakon a Marama.
  “No lo se, cuando me miró era como si me reconociera.”
  “Esto es demasiado ya.” Dijo Nasim. “¿Vieron el tamaño de esos dientes? Creo que deberíamos volver.”
  “¿Volver cómo?” Preguntó Min Ho. “El bote que nos trajo a tierra se hundió después de que tocáramos tierra, dudo que podamos encontrar otro si volvemos ahora.” El muchacho respiró profundamente y a modo de apaciguamiento agregó. “Está bien que tengamos miedo, ninguno de nosotros ha estado en estas tierras antes y apenas sabemos la verdadera historia de lo que sucedió en la guerra, pero creo que si esas criaturas hubieran querido hacernos daño, lo habrían podido hacer sin que pudiéramos hacer nada para evitarlo.”
  “¿Solo podemos seguir avanzando?” Se preguntó Haakon. “Hacia y hasta dónde?”
  “Hacia allá.” Dijo Marama señalando la dirección en que las criaturas volaron.
  “Eso es una locura y sin sentido.” Dijo Nasim.
  “Venimos haciendo cosas sin sentido para la mayoría desde que comenzamos con éste viaje.” Dijo Ashanti. “Tenemos suficientes provisiones para unas cuantas semanas, así que podemos ir en esa dirección un tiempo y si no encontramos nada, retrocedemos y buscamos en otra.”
  “Eso suena como un plan.” Dijo Haakon.  “Si emprendemos la marcha ahora, tal vez podamos llegar a hacer unos cuantos kilómetros antes de que caiga la noche. Tasya, ¿estás muy cansada como para continuar manejando?”
  Al no recibir respuesta cayeron en cuenta de que Tasya no estaba con ellos, por unos segundos el terror se apoderó de ellos, pero Min Ho señaló hacia un árbol donde Tasya estaba acostada durmiendo, había extendido su colchoneta y se durmió sin que ninguno de ellos se percatara.
  “¿Qué hacemos ahora?” Preguntó Haakon.
  “Dejémosla dormir un rato, porque ninguno de nosotros sabe cómo manejar ésta cosa.” Andrea los miró y agregó. “Yo se de vehículos antiguos, pero solo por revistas y libros, nunca manejé ninguno.”
  “Tal vez sería prudente que todos aprendamos.” Dijo Min Ho.
  “Ayudaría para ir rotando y entonces podríamos cubrir más terreno.” Agregó Nasim. “Si, ya sé, hace un momento quería volver, pero no puedo volverme caminando.”
  Los jóvenes se sentaron para terminar la comida que había sido interrumpida, mientras Tasya dormía tranquilamente por un par de horas.
  Cuando despertó encontró a sus compañeros distendidos entre los árboles. Andrea le convidó un poco de comida y le contó lo sucedido.
  “¿En serio?” Dijo sorprendida.
  “Debiste estar realmente cansada para no enterarte de nada, ¿ni siquiera cuando aterrizó allí?”
  Tasya negó con la cabeza, terminó de comer y se preparó para otra jornada al mando del vehículo.
  Una vez que estuvieron todos acomodados y revisaron que no se olvidaran nada de equipaje emprendieron nuevamente el viaje.
  El terreno, que se veía como una eterna llanura, ayudaba a que pudieran avanzar a una velocidad algo constante.
  “La suspensión trabaja muy bien.” Comentó Andrea.
  “La dirección no es tan rígida como hubiera esperado.” Le dijo Tasya.
  Siguieron avanzando durante unas cuantas horas más, hablaron poco y salvo Tasya, el resto tenía los ojos puestos en el cielo y el horizonte, pero no vieron nada por un largo rato. Ya entrada la tarde se encontraron con un río, no era ancho, pero si profundo, claramente hecho por el hombre en otro tiempo.
  “Necesitamos buscar un puente.” Era más un pensamiento en voz alta de Hakoon.
  Ashanti estaba mirando el mapa tratando de ubicarse lo mejor posible, Min Ho Y Marama estaban mirando con sus binoculares en cada dirección del río.
  “Allí parece que hay un puente.” Dijo Min Ho señalando hacia el sur. “Parece bastante grande.”
  “Para el norte no veo ningún puente.”
  Los jóvenes subieron al vehículo y Tasya puso dirección al puente, unos minutos después llegaron al puente y se encontraron con los restos de una ruta asfáltica, no del todo reclamada aún por la naturaleza. Antes de cruzar observaron en la medida de sus conocimientos los cimientos del puente y cruzaron con cuidado por miedo a que se derrumbara, pero no dio señales de hacerlo.
  “Si ésta ruta sigue en éste estado podremos recorrer mayor distancia.” Sugirió Tasya.
  “Tú eres la que maneja. Si te parece lo mejor.” Dijo Ashanti.
  Avanzaron siguiendo la ruta, por tramos estaba un poco mejor, pero les permitió avanzar un poco más rápido, a ambos lados de la ruta aún estaban los guardarrieles, cubiertos por maleza en algunos tramos.  Algún que otro poste de cables que aún estaba en pie, pero sin cables. Pasaron un camino que salía de la ruta hacia la derecha, pero sin asfalto, unos minutos más y no había más guardarrieles, solo maleza a ambos lados de la ruta.
  “Es bien llano el terreno.” Dijo Min Ho. “Es como estar en el océano, se puede ver una gran distancia.”
  Unos minutos después una leve curva a la izquierda, pero apenas cambiaba el rumbo original, por lo que Tasya siguió circulando por la ruta.
  “No se ve ninguna marca, como para saber que ruta es.” Dijo Nasim.
  “Debe haber, pero seguro están tapadas por la vegetación.” Respondió Hakoon.
  Unos minutos después se encontraron con los restos de unas casillas en un tramo un poco más ancho.
  “Parece que acá también tenían peaje.” Dijo Andrea mirando los restos. “Parece que una de las columnas era más fuerte que las otras, sino el techo hubiera caído en medio de la ruta.”
  Tasya avanzó lo mas a la derecha que pudo y luego la ruta volvió a estar despejada.
  “Lástima que no había ningún cartel que se pudiera leer para saber donde estamos.” Dijo Andrea.
  Unos minutos más comenzaron a aparecer construcciones bajas al costado derecho, unos silos algo derruidos, más casas en el costado izquierdo también, hasta una rotonda.
  “Debe ser un pueblo.” Comentó Andrea.
  “Podríamos buscar un lugar donde pasar la noche antes que oscurezca.” Sugirió Tasya mientras disminuía la marcha.
  “Si ves algún lugar, pero que no sea alejado de la ruta.” Hakoon sugirió también.
  Tasya dobló a la izquierda y entró en lo que alguna vez fuera una estación de servicio. Se bajaron del vehículo y revisaron la zona, no encontraron ninguna señal de que hubiera personas.
  “Me gustaría saber dónde estamos.” Dijo Ashanti.
  “Una idea aproximada tenemos con el mapa.” Dijo Min Ho.
  “Si, pero de acuerdo a los cálculos que hicimos, tenemos un radio de unos cuantos kilómetros.” Ashanti y Min Ho observaban el mapa. “Si nos equivocamos de pueblo, podríamos terminar en cualquier lado.”
  “Trenque Lauquen.” Dijo Hakoon mientras volvía de revisar el interior de la estación de servicio. “Dentro encontré un cartel que aún se puede leer y ese es el nombre del pueblo.”
  Ashanti  y Min Ho miraron el mapa y encontraron el nombre.
  “Bueno estamos dentro de lo que habíamos calculado.” Afirmó Ashanti. “Esto no es un pueblo, es una ciudad, según como está marcada en el mapa, la ruta pasa por las afueras. Ruta nacional cinco y sigue hasta otra ciudad, Santa Rosa.”
  “¿Mañana seguimos ésta ruta hasta esa ciudad?” Preguntó Nasim.
  “Es una idea como cualquier otra.” Dijo Hakoon. “Si alguien tiene otra idea.”

  El resto de los jóvenes asintieron y quedaron todos de acuerdo, pasarían la noche en Trenque Lauquen y al día siguiente seguiría la ruta.

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