sábado, 11 de abril de 2020

Capítulo 111

  Al amanecer los jóvenes despertaron y luego de cepillarse los dientes y refrescarse la cara bajaron para encontrar a los tíos sentados en la mesa con el desayuno listo, algo simple, pan con manteca, mermelada y mate.
  “¿Alguno de ustedes prefiere un té o un café?” Preguntó la tía.
  Min Ho y Nasim pidieron té, el resto aceptó los mates para acompañar las tostadas.
  “¿Florencia aún duerme?” Preguntó Ashanti.
  “No, ella se despertó más temprano y salió, no volverá por un rato.” El tío respondió y después de tomar el mate, cebar otro y pasarlo agregó, “después del desayuno vamos fuera a charlar un rato.”
  El resto del desayuno fue en un cómodo silencio.
  Al salir, el día estaba despejado, no hacía tanto calor y aún se sentía el aire fresco de la madrugada, caminaron unos minutos hasta un claro donde había un fogón apagado y varios troncos en torno para sentarse.
  Los tíos les indicaron que se sentaran y después ellos se sentaron, prepararon el mate y empezó otra ronda.
  “Con la emoción de nuestra sobrina anoche no preguntamos por su viaje.” Dijo la tía.
  La que tomó la palabra fue Ashanti. “Fue extraño, todos venimos de lugares que sobrevivieron a los eventos de los últimos años, pero nunca esperábamos que estuviera todo tan desierto.”
  “Éstas zonas lo están, pero más hacia el norte algunos pueblos están creciendo, lejos de poder ser consideradas ciudades, pero van en camino.”
  “¿Ustedes viven solos acá?” Preguntó Ashanti.
  “No, nuestra comunidad es bastante grande, pero no nos amontonamos, todavía no lo necesitamos.” Respondió el tío.
  Una sombra pasó por encima del grupo y llamó la atención de todos. Escucharon un aleteo y tres dragones se posaron en el claro, Florencia estaba en el lomo de uno de ellos.
  “Buen día.” Les dijo con una gran sonrisa y desmontó para aceptar el mate que le ofrecía el tío. “¿Por qué me miran todos así?”
  “Te teñiste el cabello de celeste” Dijo Tasya.
  “A, no, éste es mi color natural.” Sin darle más importancia les señaló los dragones que estaban esperando, “vamos a dar una vuelta.”
  “¿Montando uno de esos?” Preguntó Nasim.
  “Si, no es tan difícil, es casi como un caballo, pero mejor.” Respondió Florencia. “Vení que te muestro como y de paso el resto también pueden verlo.”
  Nasim se mostró dudoso y cruzó miradas con el resto de los jóvenes, pero al no levantarse, Marama fue la que tomó la posta.
  Se acercó lentamente al dragón que la miraba con ojos penetrantes.
  Florencia estaba a su lado y le dijo, “tranquila, no nos harán daño, aceptaron llevarnos, porque sino sería demasiado tempo caminando.” Le tomó la mano y la extendió con la palma hacia abajo acercándola a la cabeza del dragón, quién estiró el cuello como divertido y después bajó un poco más el lomo para que la joven pudiera subir. “Apoyá un pie acá y agarrate de la crin para no caerte.” Marama hizo lo que Florencia le indicó y se enderezó al estar sentada sobre el lomo del dragón, lo sentía cálido y relajado.
  El dragón se puso de pie y caminó hacia un costado para dejar espacio a los otros.
  “¿Iremos varios sobre el lomo?” Preguntó Andrea.
  “No, adora están viniendo los otros cinco para llevarnos a todos a la montaña. ¿Quién sigue?”
  Fue el turno de Ashanti, después fueron Min Ho,  Andrea y Haakon.
  “Sigo sin estar seguro.” Dijo Nasim, pero Florencia riendo lo tomó de la mano y lo ayudó a montar.
  Tasya se mostraba aún más reacia.
  “¿Qué pasa?” Preguntó con cierta preocupación Florencia.
  “Tiene vértigo.” Dijo la tía, “miedo a las alturas.”
  Florencia miró a los ojos de Tasya por un rato y después a los dragones que estaban esperando, unos segundos después los dos levantaron vuelo y otro más grande aterrizó en el claron.
  “Vamos montarás conmigo.” Le tomó la mano y agregó. “Él no nos dejará caer.” Lentamente la llevó hasta el costado del dragón y primero montó Florencia y después le extendió la mano para que Tasya montara detrás de ella. “Abrazame fuerte para estar más tranquila.” Le dijo y después de una palmadita al dragón, los siete levantaron vuelo.
  Los jóvenes se aferraron fuerte por miedo a caer, pero a los pocos minutos se sintieron más cómodos y disfrutaron los paisajes que tenían la posibilidad de contemplar, hasta Tasya se relajó un poco.
  Unos minutos después descendieron en otro claro junto a otra casa, desmontaron y los dragones volvieron a levantar vuelo.
  “Vamos” Florencia les indicó el camino.
  Llegaron a la casa y Florencia llamó a la puerta, unos eternos segundos después la puerta se abrió y una anciana la recibió con un fuerte abrazo.
  “Hola Abuela” Dijo Florencia con una sonrisa. “Vine con invitados.”
  La anciana observó a los jóvenes y les indicó que entraran.
  La cabaña era cálida, olía a pintura, repartidos por todos lados encontraron pinturas de paisajes y algunos retratos, los jóvenes contemplaron las pinturas por un rato.
  “Que lindos” Dijo Tasya, “¿Los pinta usted?”
  “No.” Respondió la Abuela, “ella es la artista. Dice que acá arriba se siente más inspirada para pintar.”
  Florencia sonrió y le dio un beso a la Abuela. “Ella me hace pintar mejor.”
  “Bueno, siéntense que es hora de aclarar algunas de sus dudas.” La Abuela señaló la mesa redonda con las sillas, puso en el centro unos biscochos y preparó el mate.
  “Veamos si tengo bien sus nombres y desde donde vinieron.” Les dijo. “Haakon, nombre escandinavo.” El muchacho asintió. “Andrea, tu vienes de lo que era Italia.”
  “Lo sigue siendo.” Dijo el muchacho y cuando se dio cuenta de la interrupción se sonrojó y pidió disculpas.
  “Tasya, Rusia.” La muchacha asintió. “Ashanti, claramente Africa, pero de que parte… Ghana.” La muchacha asintió, “Marama, lindo nombre Maori” la muchacha asintió, “Min Ho, Korea” el muchacho asintió, “Nasim, Siria.” El muchacho asintió también.
  Los jóvenes intercambiaron miradas.
  “¿Pasa algo malo?” Preguntó Florencia.
  “Nada pequeña, están desconcertados porque esos países ya no existen, pero los reconocieron igual, ahora bien, para entender eso debemos comenzar casi del principio, así que pónganse cómodos.” La Abuela le dio la pava y el mate a Florencia. “Vas a tener que encargarte vos de la ronda.” Florencia se acomodó y siguió cebando el mate.
  “Como deben saber el viejo mundo cayó después de que el ser humano estuviera al borde de la extinción debido al brote viral que provocaba que infectaba el cerebro humano y los convertía en seres que solo buscaban alimentarse de carne, el por qué elegían la carne humana sobre cualquier otro animal, aún es un misterio, durante esa época los sobrevivientes formaban grupos reducidos, algunos eran nómadas otros fortificaban una zona. Unos pocos infectados el virus no los convertía en esos caníbales, sino que desbloqueaba habilidades que estaban dormidas en el cerebro humanos, en su gran mayoría eran niños, muy pocos adolescentes y aún menos adultos, algunos de esos adultos usaron esas habilidades para su propio beneficio, otros ayudaron a los más pequeños a no temer esas habilidades y uno las llevó aún más allá.” La Abuela tomó el mate que le dio Florencia y continuó contando la historia.
  “Lentamente los distintos grupos fueron sobrepasando los conflictos y empezaban a unirse en comunidades, creando una nueva base  mirando hacia el futuro.
  Para esa época los pocos niños con habilidades ya estaban entrando en la adolescencia y casi eran la columna vertebral de ese nuevo mundo que se estaba creando, ahí se encontró una instalación secreta enterrada muy en lo profundo de lo que antes era la ciudad de Buenos Aires, ésta instalación era una de mucha que había repartidas por distintas ciudades del mundo.  Haber encontrado ésta instalación trajo algunos conflictos, pero después de varios años se pudo llegar a una paz. Antes de que pregunten, si, en esa instalación fue de donde salieron los dragones y otros seres magníficos y terribles.” Volvió a tomar el mate. “Mientras cada tanto llegaban de distintas partes del mundo gente con habilidades, uno o dos por año, no siempre con buenas intenciones, por desgracia. El resto del mundo se estaba reorganizando y se empezó a tener contacto radial con distintas zonas.  En Europa se estaban organizando mejor y hasta se celebró la primera cumbre post apocalipsis. La gente de una de esas instalaciones secretas eran las que estaban a la cabeza de éste nuevo resurgir. Se envió una delegación, parecía que iría bien, pero ese fue el primer paso para lo que siguió.
  Mientras se celebraba la cumbre, en las instalaciones subterráneas estaban realizando un experimento espacio temporal, pero algo salió mal, algunos de nuestra delegación ayudaron a evitar la catástrofe, pero al hacerlo mostraron lo que la nuevas habilidades podían hacer y eso generó miedo en el resto. En ese experimento fallido fue que nació un personaje importante en los eventos que siguieron, si no me equivoco ustedes la conocen como las trillizas destructoras.” Los jóvenes asintieron. “Bueno, para empezar no eran trillizas, eran una misma persona que nació tres veces, la madre, estando ya bastante avanzada en el embarazo, era una de la científicas del experimento que falló, ella se vio atrapada en un lupo espacio temporal y antes de que pudieran detener el experimento, dio a luz tres veces a la misma niña. La madre falleció en el proceso y las niñas fueron criadas en laboratorio y entrenadas para un solo objetivo, asesinar a quién mostró tanto poder, ustedes lo conocen como el maestro, pero para nosotros era solo uno más, especial si, pero uno más que laburaba a la par. En fin, cuando llegó la nacida tres veces, déjenme decirles que el enfrentamiento fue terrorífico, pero la niña en medio de ese caos de violencia comprendió que mucho de lo que le habían inculcado era mentira. Después del fallido asesinato las relaciones con el resto del mundo se volvieron tensas y se empezó a ver a quienes tenían habilidades como enemigos, aquí también pasaba, muchas personas que sentían celos y deseos de poder ayudaron a destruir lo que se había creado, no era una utopía, pero estaba cerca.” Hizo una pausa y la tristeza en sus ojos se hizo evidente para los jóvenes. “Cuando estalló la guerra muchos inocentes murieron, ejército tras ejército enviaban para invadirnos, pero la ferocidad con la que nos defendieron el maestro y sus pequeños, como él los llamaba, hizo que utilizaran otras tácticas, fue cuando, con ayuda de algunos que considerábamos camaradas, introdujeron y detonaron los artefactos de implosión en las instalaciones subterráneas, las aguas se encargaron de arrasar con lo que había en la superficie, después de eso enviaron misiles nucleares.” Algunas lágrimas caían por las mejillas mientras seguía contando los sucesos. “En ese momento los alumnos sobrepasaron al maestro, primero evitando que hiciera el sacrificio, después deteniendo los misiles nucleares y por último creando la barrera que hace casi imposible el ingreso.” La Abuela tomó una honda bocanada de aire y con un pañuelo se limpió las lágrimas, Florencia apoyó su cabeza sobre el hombre de la anciana. “Desde entonces, quienes sobrevivieron migraron hacia el norte para comenzar de nuevo, llevaron la tecnología que pudieron rescatar, y algunos tenían el conocimiento para reproducirla, material que absorbe la energía solar y gravítica de la tierra, como la chata que usaron para llegar hasta acá, medicina y otros elegimos venir hacia el sur.”
  Hubo unos momentos de silencio, los jóvenes sintieron la lágrimas caer sin saber que habían llorado mientras escuchaban la historia.
  “No toda la gente es mala, pero hay quienes explotan lo peor del ser humano.” Dijo la Abuela.
  “Desde que la guerra terminara, el mundo siguió su curso evolutivo y eso nos lleva a ustedes.” Los jóvenes intercambiaron miradas. “Ustedes son el siguiente paso, no ustedes en concreto, pero como ustedes debe haber muchos más.”
  “¿Cómo es eso posible?” Preguntó Ashanti.
  “Los siete han sentido el impulso de encontrarse mutuamente y después de venir aquí, pueden saber lo que piensan sin hablar, saben lo que el otro necesita, es algo así como la consciencia colectiva, pero siguen teniendo cada uno su personalidad y pensamientos propios. Muy posiblemente hay otras mentes que sienten lo que están ustedes sintiendo, eso hará que muchos conflictos se eviten y esperemos lleve a crear una comunidad humana más sana.”
  “No comprendo cómo es posible.” Dijo Min Ho.

  “La mente humana es un misterio casi infinito muchacho.” La Abuela sonrió. “Espero que pueda ver ese nuevo mundo.” La Abuela se levantó. “Por el momento me conformo con almorzar en compañía tan agradable.” Fue a la cocina y Florencia fue con ella para ayudarla a preparar un almuerzo.

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