martes, 15 de octubre de 2019

Capítulo 110

    La siesta de Tasya duró media hora, pero no se despertó por sí misma, algo la despertó. Se sentó y miró en redondo, pero no vio nada extraño.
  Ashanti estaba revisando los mapas junto con Andrea, mientras Haakon, Marama, Min Ho y Nasim estaban en la orilla del río.
  “¿Dormiste bien?” Preguntó Ashanti.
  “Si, pero hay algo…” Tasya no pudo terminar la frase, porque vio qué fue lo que la despertó y señaló con un movimiento de cabeza.
  En el camino había una moto.
  Durante un minuto se quedaron quietos sin saber qué hacer.
  La moto se acercó a ellos lentamente, casi como si se estuviera divirtiendo, se detuvo a un par de metros y se sacó el casco.
  “Buen día.” Dijo jovialmente la joven.
  Tasya, Ashanti y Andrea se quedaron boquiabiertos, era la misma joven que los había visitado una noche antes.
  “Buen día.” Respondió Ashanti.
  “Me alegro que pudieron venir,” la joven parecía muy alegre. “Veo que has cuidado la chata.”
  Tasya asintió.
  “¿Estás sola?” Preguntó Ashanti.
  “Oh no” La joven señaló con un dedo el cielo, “Después de lo de anoche estoy bajo constante vigilancia.”
  Los tres miraron al cielo y vieron las figuras, apenas perceptibles volar en círculos.
  “Si, ellos no están nada contentos con tener que vigilarme todo el día, pero bueno.”
  Marama llegó del río corriendo mientras decía que había visto a los dragones volar sobre ellos a gran altura, pero al ver la moto y la joven se paró en seco, seguida por Haakon, Min Ho y Nasim.
  La joven se rio al ver la reacción de los recién llegados. “Tendría que haber traído la cámara.” Después de ver las caras de perplejidad agregó. “Seguro tienen muchas preguntas, para empezar nadie acá les hará daño. Me dejaron venir a buscarlos para evitar que se desvíen y llevarlos al bote. Si están listos podemos partir.”
  Los jóvenes se miraban entre ellos sin terminar de decidir si era real lo que estaba pasando o una alucinación colectiva.
  “¿Dije algo malo?” La joven preguntó y se quedó mirándolos con la cabeza inclinada hacia un costado por unos segundos.
  “¿Cómo te llamas?” Preguntó Ashanti y la joven abrió mucho los ojos como dándose cuenta de lo que había faltado.
  “Ohh si, eso me faltó, me llamo Florencia.” Les dijo con una gran y cálida sonrisa.
  “¿Nos quieres llevar a un bote para ir a dónde?”
  “A dónde está mi casa y así presentarles al resto.” La joven radiaba entusiasmo.
  Los siete jóvenes intercambiaron miradas entre ellos, pero no parecían convencidos.
  Florencia parecía que estaba por acotar algo, cuando algo más llamó su atención, levantó la vista y tapó el sol de sus ojos con una mano para unos segundos después volver su atención a los jóvenes. “¿Necesitan unos minutos para guardar todo?”
  “Más bien para analizar un poco la situación.” Dijo Ashanti. “¿Te importaría que lo habláramos entre nosotros primero?”
  “Para nada.” Florencia se quedó mirándolos y unos segundos después se dio cuenta. “Ah, entre ustedes dicen, claro, claro, los esperaré en el camino.” Se montó en la moto y volvió al camino.
  “Todo esto es ya demasiado extraño.”
  “Nasim, en ésta oportunidad estoy inclinado a estar de acuerdo contigo.” Dijo Haakon, “No podemos saber que pretende esa muchacha en verdad.”
  “Si pretendiera hacernos algún daño lo podría haber hecho anoche.” Dijo Andrea.
  “Parece que su emoción la controla más que su sentido común.” Agregó, Min Ho. “Pero Coincido con Andrea.”
  “Si ella nos puede acercar hacia algún tipo de explicación sobre todo esto, digo que lo hagamos antes de seguir circulando rutas que cruzan pueblos desiertos.” Dijo Marama.
  Ashanti miró a Tasya quién simplemente abrió la puerta del vehículo y se prestó a seguir camino. “Bueno, entonces a pesar de lo extraño que es vamos con ella.”
  El resto de los jóvenes asintieron y comenzaron a guardar las cosas en la camioneta, una vez todos dentro Tasya avanzó hasta donde estaba esperando Florencia.
  “Seguime, no es tan lejos a donde está el bote.” Florencia se puso el casco y avanzó por un camino perpendicular al que ellos habían cruzado el río.
  El camino tenía restos de asfalto en el primer tramo, pero después se volvió de piedra, no tan amplio como parecía, la vegetación estaba reclamando ese espacio. Siguieron avanzando y después de unas curvas pudieron ver en el horizonte una montaña solitaria.
  “Ese debe ser el Lanin que nos dijo Florencia.” Comentó Ashanti.
  “Por la vegetación que tenemos a la derecha estamos en paralelo del río.” Dijo Marama.
  “Según el mapa ésta esta ruta nos llevaría hasta la parte más occidental de un par de lagos.” Dijo Andrea.
  “Supongo que por eso necesitaremos un bote.” Dijo Haakon.
  Siguieron avanzando con Florencia delante como guía por un buen rato, el paisaje era más bien árido. Después de cruzar un puente vieron el bote que les había dicho Florencia. Estaba varado en la orilla, con la rampa baja para permitir el ingreso de un vehículo. Florencia se detuvo y Tasya lo hizo a su lado.
  “Es más seguro de lo que parece, yo voy primero y después meté vos la chata.” Florencia no esperó la respuesta ingresó al bote con la moto y la acomodó para dejar el resto del espacio libre para la camioneta. Tasya hizo avanzar lentamente la camioneta y la detuvo una vez dentro de la embarcación, puso el freno de pie. A los costados tenían poco espacio, pero lo suficiente para abrir un poco las puertas y escurrirse fuera del vehículo.
  Mientras los jóvenes salían de la camioneta, Florencia aseguró la compuerta de embarque y se puso detrás de los mandos.
  La embarcación se movió lentamente en reversa y viró quedando con la proa hacia el oeste, avanzó y los jóvenes observaron el paisaje. El volcán Lanin sobresalía sobre el resto de los picos montañosos.
  “Llegaremos en un rato, si el lago se mantiene calmo por un rato más.” Les dijo Florencia sonriendo. “Suele estar un poco más picado, pero si se mantiene así vamos a llegar a Bahía Cañicul en un periquete.”
  Siguieron navegando con cierta calma por unos cuantos minutos, los jóvenes estaban contemplando la belleza del paisaje mientras Florencia piloteaba la embarcación manteniendo silencio.
  Llegaron a una bahía y amarraron la embarcación, pero seguían sin ver a nadie más, Florencia les indicó que desembarcaran y los guió por un camino hasta una cabaña donde fueron recibidos por una pareja. Florencia los saludó con un abrazo a cada uno y los presentó.
  “Son mis tíos.”
  “Buenas Tardes.” Dijo la mujer. “Si quieren pueden darse una ducha y después cenaremos unas pizzas.”
  Los siete jóvenes se miraron y Andrea exclamó alegremente “Pizza, Eso si que suena bien.” Entraron a la cabaña, cálida y confortable parecía. Subieron por las escaleras y se acomodaron en las dos habitaciones que encontraron.
  “Mis Tíos duermen abajo en su propia habitación, así que pueden usar las dos habitaciones.” Les dijo Florencia. “EL baño está allá al fondo y hay suficiente agua caliente para que se duchen.” Florencia giró la cabeza como si hubiera escuchado algo que los jóvenes no y dijo con una sonrisa. “Estaré abajo mateando con mis Tíos, pero si necesitan algo solo díganlo.”
  Bajó la escalera dejando a los jóvenes para que se acomodaran.
  Tranquilos, pero aún medio recelosos de lo extraño que estaba resultando este último día, uno a uno se ducharon y bajaron los siete juntos, encontraron la mesa lista para que se sentaran.
  “Vengan que las pizzas ya casi están.” Les dijo Florencia.
  Los jóvenes se sentaron, pero no decían una palabra, Florencia parecía algo incómoda al percatarse del silencio, miró a sus tíos.
  “No debes extrañarte.” Dijo el tío. “Están al otro lado del planeta en un lugar que no conocen, no han visto a nadie por unos cuantos días y de pronto se toparon contigo.” Una sonrisa sincera y cariñosa le dibujó el rostro. “Lleva varios días emocionada por conocerlos.” Les dijo a los jóvenes.
  “¿Sabían que veníamos?” Preguntó Ashanti.
  “La verdad, si.” Dijo el tío. “Y estamos muy felices de que llegaran, significa mucho para nosotros, pero primero comamos, después podrán descansar y mañana podremos charlar largo y tendido.”

  Los jóvenes tenían un sinfín de preguntas, pero por alguna razón ninguna les venía a la cabeza en ese momento, comieron las pizzas, que les resultaron deliciosas y después de probar unos mates se sintieron bastante cansados, subieron a las habitaciones y se recostaron en las camas, esa noche durmieron profundamente, como hacía mucho tiempo que no lo hacían.

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