viernes, 13 de abril de 2018

Capítulo 108

  Tasya pudo mantener una velocidad bastante constante por unas horas, pasaron por algunas estaciones de servicio abandonadas, pero aún no había señales de habitantes humanos.
  Después de una curva a la izquierda había más árboles a los costados de la ruta, entre los árboles se podían ver algunas casas.
  “Según el mapa estamos entrando en Santa Rosa.” Comentó Andrea.
  Tasya disminuyó un poco la velocidad, pero en los minutos siguientes no encontraron a nadie, en un tramo sin árboles vieron una casa grande.
  “Ése debe ser el hotel que está señalado acá.” Andrea apuntó con el dedo en el mapa, antes de una curva a la derecha.
  Tasya siguió avanzando y después de esa curva la ruta se volvió claramente más urbana, con ocasionales dársenas para cruzarla y las casas abandonadas eran más numerosas, estaban entrando ya en la ciudad, ahora había dos calles paralelas a cada lado de la ruta y en un punto las dos manos de la ruta estaban divididas por un bulevar, siguieron unos minutos hasta que llegaron a una unión de con otra ruta, Tasya detuvo el vehículo.
  “¿Qué sucede?” Preguntó Andrea.
  “Necesito estirar un poco las piernas.” Tasya abrió la puerta y salió a caminar.
  “¿En medio del cruce?” Preguntó Andrea. “Al menos podrías parar bajo la sombra.”
  “No es mala idea,” agregó Ashanti, “mejor estiremos todos las piernas.”
  Tasya estaba parada en el cruce de las rutas mirando en cada dirección, un minuto después volvió al vehículo y le pidió el mapa a Andrea, Tasya observó el mapa y lo que los rodeaba para ubicarse mejor y con el dedo siguió una ruta hasta un punto.
  “¿25 de Mayo?” Preguntó Andrea observando lo que hacía Tasya. “¿Cómo lo sabes?”
  Tasya simplemente se encogió de hombros.
  “Revisemos cuánta agua tenemos.” Les dijo Haakon.
  Todos hicieron el recuento de la cantidad de agua que les quedaba, tenían suficiente para una semana, dato que los tranquilizó.
  “Vamos entonces.” Tasya esperó a que todos estuvieran en sus lugares y volvió a tomar el volante del vehículo.
  Avanzó hasta el cruce, dobló a la izquierda y avanzó en dirección sur, la ruta estaba relativamente en condiciones, lo que les permitía avanzar a buen ritmo, pasaron por un breve trecho donde había señales de inundación, pero el vehículo cruzó sin contratiempos, un rato después llegaron a lo que fuera un poblado, ahora abandonado y siguieron después de eso pasaron por otro cruce de rutas, pero Tasya no se detuvo ni dudó, siguió avanzando un tiempo después encontraron otra estación de servicio y un parador abandonados, unos cuantos metros después había una bifurcación, Tasya tomó la bifurcación con una amplia curva a la derecha y continuaron en dirección oeste.
  “¿Por dónde estamos?” Le preguntó Ashanti a Andrea.
  Andrea le señaló en el mapa, “Ruta Nacional 152, el próximo poblado es General Acha, ¿creen que encontraremos a alguien ahí?”
  “No parece probable.” Nasim miraba por la ventana mientras hablaba. “Todos los pueblos que cruzamos estaban abandonados.”
  “No nos detendremos,” Tasya les dijo mientras mantenía la vista en el camino, “el día está despejado y quiero aprovechar al máximo la luz.”
  Pasaron por General Acha y vieron lo mismo que en los poblados anteriores, casas abandonadas.  Después de eso llegaron a otra bifurcación y Tasya siguió por  la ruta de la derecha, aún rumbo oeste, el paisaje estaba lentamente cambiando, ya no veían tantos árboles, la maleza era baja y parecía más bien vegetación de zonas áridas.
  Siguieron avanzando, el asfalto de la ruta mostraba claras señales de deterioro, lo que era de esperar después de tanto tiempo sin mantenimiento, el vehículo se comportaba como si estuviera llendo por un camino casi liso. Cruzaron otro poblado marcado en el mapa con el nombre de Chacharramendi, pero solo vieron unas pocas casas espaciadas.
  El sol ya estaba en lo alto y comenzaba su descenso hacia el oeste cuando llegaron a otro poblado. Andrea revisó el mapa.
  “Éste debería ser La Reforma, si hay un puente que cruza un río del otro lado.”
  Efectivamente después de las casas había un puente pequeño que cruzaba un río, con poco caudal, pero se apreciaban las señales de que en algún momento del año corría más agua. Siguieron avanzando un par de horas más.
  “Ésta recta parece eterna.” Comentó Min Ho.
  “El paisaje tampoco ayuda.” Dijo Andrea.
  Pasaron unas horas más, que les parecieron interminables y llegaron a un cruce de rutas importante.
  Tasya tomó  el camino hacia la izquierda que unía a la ruta en dirección sur. Vieron uno estación de servicio abandonada y un hotel con el cartel del nombre aún leíble.
  “Cruce del desierto.” Leyó Andrea. “Parece apropiado sentido del humor.”
  La tarde ya estaba avanzada cuando llegaron a otra estación de servicio abandonada con una rotonda y otro hotel.
  Tasya disminuyó la velocidad y se detuvo a la sombra de unos árboles.
  “Descansemos aquí.” Dijo antes de abrir la puerta y salir a caminar un rato.
   Los jóvenes descendieron del vehículo y observaron el lugar. Se dieron cuenta que el ría estaba a unos metros, ancho y caudaloso.
  “Mejor revisamos bien el lugar antes de dormir.” Marama hablaba por primera vez desde que comenzaran el viaje ese día.
  “Buena idea,” dijo Ashanti, “en pares para mejor seguridad.”
  Se dispersaron en pares para revisar el lugar, salvo Tasya que se quedó junto al vehículo.
  Unos cuantos minutos después todos estaban de regreso sin haber encontrado señales de habitantes humanos.

  Prepararon un poco de comida y cuando ya estaba anocheciendo se dispusieron a dormir, pero esta noche dos de ellos harían turnos de guardia.

domingo, 8 de abril de 2018

Capítulo 107

  Aún no había amanecido cuando Marama despertó, se quedó acostada tratando de dormir, pero al no poder volver a hacerlo, se levantó. EL resto dormía, se puso un poco de abrigo y salió a ver las estrellas.
  El aire era frío, pero se toleraba, el cielo estaba totalmente despejado y no había luna, pero si estrellas, era un espectáculo único, le recordó el cielo de su tierra natal.
  Escuchó un suave murmullo, la brisa que se deslizaba por las malezas y los pastos altos, pero algo más le llamó la atención, le pareció ver un par de ojos brillosos, fue solo un instante, pero estaba segura de lo que había visto, se quedó quieta, agudizando sus sentidos lo mejor que podía, sintió un sudor frío por la espalda y se le erizaban los pelos de la nuca, podía sentir más de una presencia entre la vegetación que los rodeaba y se estaban acercando. Lentamente el terror se estaba apoderando de ella, pero aún no se atrevía a moverse, respiró hondo por la nariz, percibió un aroma que no era el de la hierba, era de algún animal, percibió movimiento entre las sombras por el rabillo del ojo, había unos cuantos metros de espacio entre ella y lo que fuera que estaba acechando, lentamente dio un giro para ver mejor y se quedó paralizada.
  Sobre el techo de la estación había una figura oscura observándola, sus ojos brillosos se clavaron en los de ella por lo que pareció una eternidad, cuando pudo volver a pestañar, el cielo estaba comenzando a iluminarse en el horizonte, ella estaba parada en el mismo lugar, pero no percibía nada extraño a su alrededor, solo el suave murmullo del viento en la hierba y los árboles, corrió a buscar una linterna y en el apuro despertó al resto de sus compañeros, quienes no comprendían lo que pasaba, Marama buscó y encontró la escalera que la llevara a la terraza.
  Al estar en la terraza se quedó mirando donde se suponía estaría la sombra que había visto, pero el lugar estaba vacío.
  Alumbró el suelo y no encontró ninguna señal de que alguien o algo hubiera pisado allí en muchos años, buscó por todo el techo, pero no encontró nada, al borde de la histeria miró en redondo y se dio cuenta que la hierba que rodea la estación de servicio estaba mucho más alejada de lo que ella percibió un rato antes.
  Se quedó pensando unos largos segundos tratando de entender que había sucedido.
  Haakon fue el primero en subir a la terraza y al ver a Marama tan seria le preguntó qué había sucedido, pero ella no podía explicarlo.
  “¿Encontraron algo?” Preguntó Andrea mientras subía la escalera.
  “Nada, pero había algo hace un rato.” Marama seguía mirando por todos lados buscando alguna pista que le dijera que no estaba enloqueciendo.
  “Pudo der un sueño.” Sugirió Haakon.
  “No estoy segura, lo sentí demasiado real como para que fuera un sueño, además yo estaba ahí fuera tomando un poco de aire cuando sucedió.”
  “Bajemos y nos cuentas a todos lo que sucedió, tal vez entre todos podamos encontrarle un sentido.”
  Marama estaba comenzando a duda de si misma, por lo que decidió aceptar la sugerencia de Haakon y descendió a reunirse con el resto.
  Aceptó el té caliente que le ofreció Min Ho y les contó la experiencia.
  “Suena como un sueño, pero desde que nos embarcamos es un poco difícil decidir que lo es y qué no.” Dijo Nasim.
  “¿No recuerdas nada de los ojos de lo que viste en el techo?” Preguntó Ashanti.
  “Nada” Marama negó con la cabeza. “Lo único que recuerdo de eso en particular, es que cuando vi la figura en el techo era aún noche cerrada y cuando pestañee el cielo se estaba empezando a iluminar.
  “Pareciera que estas tierras nos están poniendo a prueba.” Nasim bebió un poco más de té antes de continuar. “Estamos viajando sin un rumbo fijo, basándonos en sueños y criaturas extrañas.”
  “Tiene sentido.” Min Ho observó a cada uno antes de continuar. “El Capitán del barco nos lo dijo, que nadie sin invitación cruza la barrera, y después Julio nos dijo algo parecido, si en éstas tierras hay algo tan poderoso no es de extrañar que nos quieran evaluar.”
  “¿Evaluar si somos o no dignos?” Sugirió en tono medio de broma Andrea.
  “O simplemente están evaluando si no somos una amenaza.” Ashanti agregó.
  “Otra posibilidad es que nos estén haciendo seguir un camino eterno hasta que perdamos la cordura.” Nasim agregó.
  Estuvieron todos en silencio un rato mientras se perdían en sus propios pensamientos.
  Tasya fue la primera que comenzó a guardar sus pertenencias y prepararse para continuar el viaje, a lo que el resto imitó. Cuando Tasya puso su bolso en el vehículo notó que sus compañeros estaban aún callados, mientras los esperaba, se puso a evaluar el mapa, siguió la ruta por la que habían llegado, si la seguían sin desviarse en ninguna de las otras rutas llegarían a una ciudad, se preguntó qué harían después.
  “Ya estamos casi listos.” Dijo Haakon.
  “¿Vamos hasta ésta ciudad?” Tasya le mostró el punto en el mapa.
  “Santa Rosa.”  Haakon leyó el mapa y asintió con la cabeza. “Allí veremos hacia donde seguimos.”

  Una vez que todos estuvieron en el vehículo Tasya lo puso en marcha y continuaron el viaje siguiendo la ruta.

martes, 3 de abril de 2018

Capítulo 106

  “¿Cuánto tiempo llevamos ya?” Preguntó Min Ho.
  “Casi cuatro horas” Respondió Haakon. “Casi cuatro horas y nada más que césped y algunos árboles.”
  “Hemos visto alguna que otra ave volando también.” Dijo Ashanti.  “¿Quieres para a descansar un rato Tasya?”
  “Cuando lleguemos a aquellos árboles.” Respondió Tasya señalando los árboles que se veían unos kilómetros delante.
  Al detener el vehículo a la sombra de los árboles los jóvenes estiraron los miembros medio entumecidos.
  Marama contemplaba los eucaliptos con una sonrisa y se recostó apoyada en el tronco de uno de ellos.
  “¿Dónde crees que estemos?” Preguntó Haakon mirando el mapa junto con Ashanti.
  “Por la velocidad que veníamos y el tiempo calculo que debemos de esta por ésta zona.” Dijo Ashanti.
  “¿Cómo a ninguno de nosotros se nos ocurrió traer una brújula?” Se preguntó Haakon.
  “De nada serviría si no sabemos usarla.” Dijo Andrea, mientras preparaba un refrigerio y lo pasaba a los demás.
  Nasim sacó sus binoculares con cierta urgencia y se puso a contemplar el horizonte. “Los que tengan binoculares tienen que ver esto.” Les dijo a los demás.
  Min Ho, Haakon y Ashanti se sumaron a Nasim.
  “¿Qué es eso?” Preguntó Min Ho, “¿Un ave gigante?”
  “¿Qué tan lejos creen que estará?” Preguntó Haakon.
  “Parece estar buscando algo.” Dijo Nasim.
  “No creo que sean aves gigantes.” Dijo Marama con cierto recaudo en la voz.
  “¿Por qué lo dices?” Preguntó Nasim.
  “Porque hay uno dando vueltas arriba nuestro.”
  Los jóvenes bajaron los binoculares, levantaron la vista y se quedaron atónitos al ver  la criatura planear en amplios círculos sobre sus cabezas.
  “Creo que estamos viendo a los dragones.” Dijo Andrea.
  La criatura continuó volando en círculos en torno a la arboleda.
  “¿Pensará que somos alimento?” Preguntó Andrea.
  “Es hermoso.” Dijo Marama.
  Escucharon un batir de alas y vieron a otra de las criaturas posarse suavemente frente a ellos apoyó las patas traseras primero y después las delanteras, recogiendo las alas a los costados de su cuerpo. Se veía amenazante, pero la actitud era más bien de curiosidad. Se acercó lentamente y los jóvenes retrocedieron unos pasos para estar pegados al tronco de un eucalipto, pero la criatura parecía estar más interesada en el vehículo que en ellos.
  Observó el vehículo por un costado, después por el otro, olfateó el interior de la cabina y después giró su cabeza para observar a los jóvenes.
  “Permanezcan quietos y tranquilos, si no percibe peligro es probable que no nos ataque.” Susurró Ashanti y al ver las miradas de los demás agregó, “Es lo que hacemos con los leones, en general funciona.”
  La criatura se acercó un poco más, quedando a un par de metros de los jóvenes, pero su atención estaba en Marama, la observó unos largos instantes, acercó un poco más la cabeza y olfateó el aire. Marama sonrió e intentó acercarse, pero la criatura retrocedió parándose en sus patas traseras, desplegó las alas membranosas y las agitó para levantar vuelo, dio un par de círculos en torno a los árboles y luego se alejó para perderse en la lejanía.
  “¿Qué fue eso?” Le preguntó  Haakon a Marama.
  “No lo se, cuando me miró era como si me reconociera.”
  “Esto es demasiado ya.” Dijo Nasim. “¿Vieron el tamaño de esos dientes? Creo que deberíamos volver.”
  “¿Volver cómo?” Preguntó Min Ho. “El bote que nos trajo a tierra se hundió después de que tocáramos tierra, dudo que podamos encontrar otro si volvemos ahora.” El muchacho respiró profundamente y a modo de apaciguamiento agregó. “Está bien que tengamos miedo, ninguno de nosotros ha estado en estas tierras antes y apenas sabemos la verdadera historia de lo que sucedió en la guerra, pero creo que si esas criaturas hubieran querido hacernos daño, lo habrían podido hacer sin que pudiéramos hacer nada para evitarlo.”
  “¿Solo podemos seguir avanzando?” Se preguntó Haakon. “Hacia y hasta dónde?”
  “Hacia allá.” Dijo Marama señalando la dirección en que las criaturas volaron.
  “Eso es una locura y sin sentido.” Dijo Nasim.
  “Venimos haciendo cosas sin sentido para la mayoría desde que comenzamos con éste viaje.” Dijo Ashanti. “Tenemos suficientes provisiones para unas cuantas semanas, así que podemos ir en esa dirección un tiempo y si no encontramos nada, retrocedemos y buscamos en otra.”
  “Eso suena como un plan.” Dijo Haakon.  “Si emprendemos la marcha ahora, tal vez podamos llegar a hacer unos cuantos kilómetros antes de que caiga la noche. Tasya, ¿estás muy cansada como para continuar manejando?”
  Al no recibir respuesta cayeron en cuenta de que Tasya no estaba con ellos, por unos segundos el terror se apoderó de ellos, pero Min Ho señaló hacia un árbol donde Tasya estaba acostada durmiendo, había extendido su colchoneta y se durmió sin que ninguno de ellos se percatara.
  “¿Qué hacemos ahora?” Preguntó Haakon.
  “Dejémosla dormir un rato, porque ninguno de nosotros sabe cómo manejar ésta cosa.” Andrea los miró y agregó. “Yo se de vehículos antiguos, pero solo por revistas y libros, nunca manejé ninguno.”
  “Tal vez sería prudente que todos aprendamos.” Dijo Min Ho.
  “Ayudaría para ir rotando y entonces podríamos cubrir más terreno.” Agregó Nasim. “Si, ya sé, hace un momento quería volver, pero no puedo volverme caminando.”
  Los jóvenes se sentaron para terminar la comida que había sido interrumpida, mientras Tasya dormía tranquilamente por un par de horas.
  Cuando despertó encontró a sus compañeros distendidos entre los árboles. Andrea le convidó un poco de comida y le contó lo sucedido.
  “¿En serio?” Dijo sorprendida.
  “Debiste estar realmente cansada para no enterarte de nada, ¿ni siquiera cuando aterrizó allí?”
  Tasya negó con la cabeza, terminó de comer y se preparó para otra jornada al mando del vehículo.
  Una vez que estuvieron todos acomodados y revisaron que no se olvidaran nada de equipaje emprendieron nuevamente el viaje.
  El terreno, que se veía como una eterna llanura, ayudaba a que pudieran avanzar a una velocidad algo constante.
  “La suspensión trabaja muy bien.” Comentó Andrea.
  “La dirección no es tan rígida como hubiera esperado.” Le dijo Tasya.
  Siguieron avanzando durante unas cuantas horas más, hablaron poco y salvo Tasya, el resto tenía los ojos puestos en el cielo y el horizonte, pero no vieron nada por un largo rato. Ya entrada la tarde se encontraron con un río, no era ancho, pero si profundo, claramente hecho por el hombre en otro tiempo.
  “Necesitamos buscar un puente.” Era más un pensamiento en voz alta de Hakoon.
  Ashanti estaba mirando el mapa tratando de ubicarse lo mejor posible, Min Ho Y Marama estaban mirando con sus binoculares en cada dirección del río.
  “Allí parece que hay un puente.” Dijo Min Ho señalando hacia el sur. “Parece bastante grande.”
  “Para el norte no veo ningún puente.”
  Los jóvenes subieron al vehículo y Tasya puso dirección al puente, unos minutos después llegaron al puente y se encontraron con los restos de una ruta asfáltica, no del todo reclamada aún por la naturaleza. Antes de cruzar observaron en la medida de sus conocimientos los cimientos del puente y cruzaron con cuidado por miedo a que se derrumbara, pero no dio señales de hacerlo.
  “Si ésta ruta sigue en éste estado podremos recorrer mayor distancia.” Sugirió Tasya.
  “Tú eres la que maneja. Si te parece lo mejor.” Dijo Ashanti.
  Avanzaron siguiendo la ruta, por tramos estaba un poco mejor, pero les permitió avanzar un poco más rápido, a ambos lados de la ruta aún estaban los guardarrieles, cubiertos por maleza en algunos tramos.  Algún que otro poste de cables que aún estaba en pie, pero sin cables. Pasaron un camino que salía de la ruta hacia la derecha, pero sin asfalto, unos minutos más y no había más guardarrieles, solo maleza a ambos lados de la ruta.
  “Es bien llano el terreno.” Dijo Min Ho. “Es como estar en el océano, se puede ver una gran distancia.”
  Unos minutos después una leve curva a la izquierda, pero apenas cambiaba el rumbo original, por lo que Tasya siguió circulando por la ruta.
  “No se ve ninguna marca, como para saber que ruta es.” Dijo Nasim.
  “Debe haber, pero seguro están tapadas por la vegetación.” Respondió Hakoon.
  Unos minutos después se encontraron con los restos de unas casillas en un tramo un poco más ancho.
  “Parece que acá también tenían peaje.” Dijo Andrea mirando los restos. “Parece que una de las columnas era más fuerte que las otras, sino el techo hubiera caído en medio de la ruta.”
  Tasya avanzó lo mas a la derecha que pudo y luego la ruta volvió a estar despejada.
  “Lástima que no había ningún cartel que se pudiera leer para saber donde estamos.” Dijo Andrea.
  Unos minutos más comenzaron a aparecer construcciones bajas al costado derecho, unos silos algo derruidos, más casas en el costado izquierdo también, hasta una rotonda.
  “Debe ser un pueblo.” Comentó Andrea.
  “Podríamos buscar un lugar donde pasar la noche antes que oscurezca.” Sugirió Tasya mientras disminuía la marcha.
  “Si ves algún lugar, pero que no sea alejado de la ruta.” Hakoon sugirió también.
  Tasya dobló a la izquierda y entró en lo que alguna vez fuera una estación de servicio. Se bajaron del vehículo y revisaron la zona, no encontraron ninguna señal de que hubiera personas.
  “Me gustaría saber dónde estamos.” Dijo Ashanti.
  “Una idea aproximada tenemos con el mapa.” Dijo Min Ho.
  “Si, pero de acuerdo a los cálculos que hicimos, tenemos un radio de unos cuantos kilómetros.” Ashanti y Min Ho observaban el mapa. “Si nos equivocamos de pueblo, podríamos terminar en cualquier lado.”
  “Trenque Lauquen.” Dijo Hakoon mientras volvía de revisar el interior de la estación de servicio. “Dentro encontré un cartel que aún se puede leer y ese es el nombre del pueblo.”
  Ashanti  y Min Ho miraron el mapa y encontraron el nombre.
  “Bueno estamos dentro de lo que habíamos calculado.” Afirmó Ashanti. “Esto no es un pueblo, es una ciudad, según como está marcada en el mapa, la ruta pasa por las afueras. Ruta nacional cinco y sigue hasta otra ciudad, Santa Rosa.”
  “¿Mañana seguimos ésta ruta hasta esa ciudad?” Preguntó Nasim.
  “Es una idea como cualquier otra.” Dijo Hakoon. “Si alguien tiene otra idea.”

  El resto de los jóvenes asintieron y quedaron todos de acuerdo, pasarían la noche en Trenque Lauquen y al día siguiente seguiría la ruta.