Aún no había amanecido cuando Marama
despertó, se quedó acostada tratando de dormir, pero al no poder volver a
hacerlo, se levantó. EL resto dormía, se puso un poco de abrigo y salió a ver
las estrellas.
El aire era frío, pero se toleraba, el cielo
estaba totalmente despejado y no había luna, pero si estrellas, era un
espectáculo único, le recordó el cielo de su tierra natal.
Escuchó un suave murmullo, la brisa que se
deslizaba por las malezas y los pastos altos, pero algo más le llamó la
atención, le pareció ver un par de ojos brillosos, fue solo un instante, pero
estaba segura de lo que había visto, se quedó quieta, agudizando sus sentidos
lo mejor que podía, sintió un sudor frío por la espalda y se le erizaban los
pelos de la nuca, podía sentir más de una presencia entre la vegetación que los
rodeaba y se estaban acercando. Lentamente el terror se estaba apoderando de
ella, pero aún no se atrevía a moverse, respiró hondo por la nariz, percibió un
aroma que no era el de la hierba, era de algún animal, percibió movimiento
entre las sombras por el rabillo del ojo, había unos cuantos metros de espacio
entre ella y lo que fuera que estaba acechando, lentamente dio un giro para ver
mejor y se quedó paralizada.
Sobre el techo de la estación había una
figura oscura observándola, sus ojos brillosos se clavaron en los de ella por
lo que pareció una eternidad, cuando pudo volver a pestañar, el cielo estaba
comenzando a iluminarse en el horizonte, ella estaba parada en el mismo lugar,
pero no percibía nada extraño a su alrededor, solo el suave murmullo del viento
en la hierba y los árboles, corrió a buscar una linterna y en el apuro despertó
al resto de sus compañeros, quienes no comprendían lo que pasaba, Marama buscó
y encontró la escalera que la llevara a la terraza.
Al estar en la terraza se quedó mirando donde
se suponía estaría la sombra que había visto, pero el lugar estaba vacío.
Alumbró el suelo y no encontró ninguna señal
de que alguien o algo hubiera pisado allí en muchos años, buscó por todo el
techo, pero no encontró nada, al borde de la histeria miró en redondo y se dio
cuenta que la hierba que rodea la estación de servicio estaba mucho más alejada
de lo que ella percibió un rato antes.
Se quedó pensando unos largos segundos
tratando de entender que había sucedido.
Haakon fue el primero en subir a la terraza y
al ver a Marama tan seria le preguntó qué había sucedido, pero ella no podía
explicarlo.
“¿Encontraron algo?” Preguntó Andrea mientras
subía la escalera.
“Nada, pero había algo hace un rato.” Marama
seguía mirando por todos lados buscando alguna pista que le dijera que no
estaba enloqueciendo.
“Pudo der un sueño.” Sugirió Haakon.
“No estoy segura, lo sentí demasiado real como
para que fuera un sueño, además yo estaba ahí fuera tomando un poco de aire
cuando sucedió.”
“Bajemos y nos cuentas a todos lo que
sucedió, tal vez entre todos podamos encontrarle un sentido.”
Marama estaba comenzando a duda de si misma,
por lo que decidió aceptar la sugerencia de Haakon y descendió a reunirse con
el resto.
Aceptó el té caliente que le ofreció Min Ho y
les contó la experiencia.
“Suena como un sueño, pero desde que nos
embarcamos es un poco difícil decidir que lo es y qué no.” Dijo Nasim.
“¿No recuerdas nada de los ojos de lo que
viste en el techo?” Preguntó Ashanti.
“Nada” Marama negó con la cabeza. “Lo único
que recuerdo de eso en particular, es que cuando vi la figura en el techo era
aún noche cerrada y cuando pestañee el cielo se estaba empezando a iluminar.
“Pareciera que estas tierras nos están
poniendo a prueba.” Nasim bebió un poco más de té antes de continuar. “Estamos viajando
sin un rumbo fijo, basándonos en sueños y criaturas extrañas.”
“Tiene sentido.” Min Ho observó a cada uno
antes de continuar. “El Capitán del barco nos lo dijo, que nadie sin invitación
cruza la barrera, y después Julio nos dijo algo parecido, si en éstas tierras
hay algo tan poderoso no es de extrañar que nos quieran evaluar.”
“¿Evaluar si somos o no dignos?” Sugirió en
tono medio de broma Andrea.
“O simplemente están evaluando si no somos
una amenaza.” Ashanti agregó.
“Otra posibilidad es que nos estén haciendo
seguir un camino eterno hasta que perdamos la cordura.” Nasim agregó.
Estuvieron todos en silencio un rato mientras
se perdían en sus propios pensamientos.
Tasya fue la primera que comenzó a guardar
sus pertenencias y prepararse para continuar el viaje, a lo que el resto imitó.
Cuando Tasya puso su bolso en el vehículo notó que sus compañeros estaban aún
callados, mientras los esperaba, se puso a evaluar el mapa, siguió la ruta por
la que habían llegado, si la seguían sin desviarse en ninguna de las otras
rutas llegarían a una ciudad, se preguntó qué harían después.
“Ya estamos casi listos.” Dijo Haakon.
“¿Vamos hasta ésta ciudad?” Tasya le mostró
el punto en el mapa.
“Santa Rosa.” Haakon leyó el mapa y asintió con la cabeza. “Allí
veremos hacia donde seguimos.”
Una vez que todos estuvieron en el vehículo
Tasya lo puso en marcha y continuaron el viaje siguiendo la ruta.
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