“¿Cuánto tiempo llevamos ya?” Preguntó Min
Ho.
“Casi cuatro horas” Respondió Haakon. “Casi
cuatro horas y nada más que césped y algunos árboles.”
“Hemos visto alguna que otra ave volando
también.” Dijo Ashanti. “¿Quieres para a
descansar un rato Tasya?”
“Cuando lleguemos a aquellos árboles.”
Respondió Tasya señalando los árboles que se veían unos kilómetros delante.
Al detener el vehículo a la sombra de los
árboles los jóvenes estiraron los miembros medio entumecidos.
Marama contemplaba los eucaliptos con una
sonrisa y se recostó apoyada en el tronco de uno de ellos.
“¿Dónde crees que estemos?” Preguntó Haakon
mirando el mapa junto con Ashanti.
“Por la velocidad que veníamos y el tiempo
calculo que debemos de esta por ésta zona.” Dijo Ashanti.
“¿Cómo a ninguno de nosotros se nos ocurrió
traer una brújula?” Se preguntó Haakon.
“De nada serviría si no sabemos usarla.” Dijo
Andrea, mientras preparaba un refrigerio y lo pasaba a los demás.
Nasim sacó sus binoculares con cierta
urgencia y se puso a contemplar el horizonte. “Los que tengan binoculares
tienen que ver esto.” Les dijo a los demás.
Min Ho, Haakon y Ashanti se sumaron a Nasim.
“¿Qué es eso?” Preguntó Min Ho, “¿Un ave
gigante?”
“¿Qué tan lejos creen que estará?” Preguntó
Haakon.
“Parece estar buscando algo.” Dijo Nasim.
“No creo que sean aves gigantes.” Dijo Marama
con cierto recaudo en la voz.
“¿Por qué lo dices?” Preguntó Nasim.
“Porque hay uno dando vueltas arriba
nuestro.”
Los jóvenes bajaron los binoculares,
levantaron la vista y se quedaron atónitos al ver la criatura planear en amplios círculos sobre
sus cabezas.
“Creo que estamos viendo a los dragones.”
Dijo Andrea.
La criatura continuó volando en círculos en
torno a la arboleda.
“¿Pensará que somos alimento?” Preguntó
Andrea.
“Es hermoso.” Dijo Marama.
Escucharon un batir de alas y vieron a otra
de las criaturas posarse suavemente frente a ellos apoyó las patas traseras
primero y después las delanteras, recogiendo las alas a los costados de su
cuerpo. Se veía amenazante, pero la actitud era más bien de curiosidad. Se
acercó lentamente y los jóvenes retrocedieron unos pasos para estar pegados al
tronco de un eucalipto, pero la criatura parecía estar más interesada en el
vehículo que en ellos.
Observó el vehículo por un costado, después
por el otro, olfateó el interior de la cabina y después giró su cabeza para
observar a los jóvenes.
“Permanezcan quietos y tranquilos, si no
percibe peligro es probable que no nos ataque.” Susurró Ashanti y al ver las
miradas de los demás agregó, “Es lo que hacemos con los leones, en general
funciona.”
La criatura se acercó un poco más, quedando a
un par de metros de los jóvenes, pero su atención estaba en Marama, la observó
unos largos instantes, acercó un poco más la cabeza y olfateó el aire. Marama
sonrió e intentó acercarse, pero la criatura retrocedió parándose en sus patas
traseras, desplegó las alas membranosas y las agitó para levantar vuelo, dio un
par de círculos en torno a los árboles y luego se alejó para perderse en la
lejanía.
“¿Qué fue eso?” Le preguntó Haakon a Marama.
“No lo se, cuando me miró era como si me
reconociera.”
“Esto es demasiado ya.” Dijo Nasim. “¿Vieron
el tamaño de esos dientes? Creo que deberíamos volver.”
“¿Volver cómo?” Preguntó Min Ho. “El bote que
nos trajo a tierra se hundió después de que tocáramos tierra, dudo que podamos
encontrar otro si volvemos ahora.” El muchacho respiró profundamente y a modo
de apaciguamiento agregó. “Está bien que tengamos miedo, ninguno de nosotros ha
estado en estas tierras antes y apenas sabemos la verdadera historia de lo que
sucedió en la guerra, pero creo que si esas criaturas hubieran querido hacernos
daño, lo habrían podido hacer sin que pudiéramos hacer nada para evitarlo.”
“¿Solo podemos seguir avanzando?” Se preguntó
Haakon. “Hacia y hasta dónde?”
“Hacia allá.” Dijo Marama señalando la
dirección en que las criaturas volaron.
“Eso es una locura y sin sentido.” Dijo
Nasim.
“Venimos haciendo cosas sin sentido para la
mayoría desde que comenzamos con éste viaje.” Dijo Ashanti. “Tenemos
suficientes provisiones para unas cuantas semanas, así que podemos ir en esa
dirección un tiempo y si no encontramos nada, retrocedemos y buscamos en otra.”
“Eso suena como un plan.” Dijo Haakon. “Si emprendemos la marcha ahora, tal vez
podamos llegar a hacer unos cuantos kilómetros antes de que caiga la noche.
Tasya, ¿estás muy cansada como para continuar manejando?”
Al no recibir respuesta cayeron en cuenta de
que Tasya no estaba con ellos, por unos segundos el terror se apoderó de ellos,
pero Min Ho señaló hacia un árbol donde Tasya estaba acostada durmiendo, había
extendido su colchoneta y se durmió sin que ninguno de ellos se percatara.
“¿Qué hacemos ahora?” Preguntó Haakon.
“Dejémosla dormir un rato, porque ninguno de
nosotros sabe cómo manejar ésta cosa.” Andrea los miró y agregó. “Yo se de
vehículos antiguos, pero solo por revistas y libros, nunca manejé ninguno.”
“Tal vez sería prudente que todos
aprendamos.” Dijo Min Ho.
“Ayudaría para ir rotando y entonces
podríamos cubrir más terreno.” Agregó Nasim. “Si, ya sé, hace un momento quería
volver, pero no puedo volverme caminando.”
Los jóvenes se sentaron para terminar la comida
que había sido interrumpida, mientras Tasya dormía tranquilamente por un par de
horas.
Cuando
despertó encontró a sus compañeros distendidos entre los árboles. Andrea le
convidó un poco de comida y le contó lo sucedido.
“¿En serio?” Dijo sorprendida.
“Debiste estar realmente cansada para no
enterarte de nada, ¿ni siquiera cuando aterrizó allí?”
Tasya negó con la cabeza, terminó de comer y
se preparó para otra jornada al mando del vehículo.
Una vez que estuvieron todos acomodados y
revisaron que no se olvidaran nada de equipaje emprendieron nuevamente el
viaje.
El terreno, que se veía como una eterna
llanura, ayudaba a que pudieran avanzar a una velocidad algo constante.
“La suspensión trabaja muy bien.” Comentó
Andrea.
“La dirección no es tan rígida como hubiera
esperado.” Le dijo Tasya.
Siguieron avanzando durante unas cuantas
horas más, hablaron poco y salvo Tasya, el resto tenía los ojos puestos en el
cielo y el horizonte, pero no vieron nada por un largo rato. Ya entrada la
tarde se encontraron con un río, no era ancho, pero si profundo, claramente
hecho por el hombre en otro tiempo.
“Necesitamos buscar un puente.” Era más un
pensamiento en voz alta de Hakoon.
Ashanti estaba mirando el mapa tratando de
ubicarse lo mejor posible, Min Ho Y Marama estaban mirando con sus binoculares
en cada dirección del río.
“Allí parece que hay un puente.” Dijo Min Ho
señalando hacia el sur. “Parece bastante grande.”
“Para el norte no veo ningún puente.”
Los jóvenes subieron al vehículo y Tasya puso
dirección al puente, unos minutos después llegaron al puente y se encontraron
con los restos de una ruta asfáltica, no del todo reclamada aún por la
naturaleza. Antes de cruzar observaron en la medida de sus conocimientos los cimientos
del puente y cruzaron con cuidado por miedo a que se derrumbara, pero no dio señales
de hacerlo.
“Si ésta ruta sigue en éste estado podremos
recorrer mayor distancia.” Sugirió Tasya.
“Tú eres la que maneja. Si te parece lo
mejor.” Dijo Ashanti.
Avanzaron
siguiendo la ruta, por tramos estaba un poco mejor, pero les permitió avanzar
un poco más rápido, a ambos lados de la ruta aún estaban los guardarrieles,
cubiertos por maleza en algunos tramos. Algún
que otro poste de cables que aún estaba en pie, pero sin cables. Pasaron un
camino que salía de la ruta hacia la derecha, pero sin asfalto, unos minutos
más y no había más guardarrieles, solo maleza a ambos lados de la ruta.
“Es bien llano el terreno.” Dijo Min Ho. “Es
como estar en el océano, se puede ver una gran distancia.”
Unos minutos después una leve curva a la
izquierda, pero apenas cambiaba el rumbo original, por lo que Tasya siguió
circulando por la ruta.
“No se ve ninguna marca, como para saber que
ruta es.” Dijo Nasim.
“Debe haber, pero seguro están tapadas por la
vegetación.” Respondió Hakoon.
Unos minutos después se encontraron con los
restos de unas casillas en un tramo un poco más ancho.
“Parece que acá también tenían peaje.” Dijo
Andrea mirando los restos. “Parece que una de las columnas era más fuerte que
las otras, sino el techo hubiera caído en medio de la ruta.”
Tasya avanzó lo mas a la derecha que pudo y
luego la ruta volvió a estar despejada.
“Lástima que no había ningún cartel que se
pudiera leer para saber donde estamos.” Dijo Andrea.
Unos minutos más comenzaron a aparecer
construcciones bajas al costado derecho, unos silos algo derruidos, más casas en
el costado izquierdo también, hasta una rotonda.
“Debe ser un pueblo.” Comentó Andrea.
“Podríamos buscar un lugar donde pasar la
noche antes que oscurezca.” Sugirió Tasya mientras disminuía la marcha.
“Si ves algún lugar, pero que no sea alejado
de la ruta.” Hakoon sugirió también.
Tasya dobló a la izquierda y entró en lo que
alguna vez fuera una estación de servicio. Se bajaron del vehículo y revisaron
la zona, no encontraron ninguna señal de que hubiera personas.
“Me gustaría saber dónde estamos.” Dijo
Ashanti.
“Una idea aproximada tenemos con el mapa.”
Dijo Min Ho.
“Si, pero de acuerdo a los cálculos que
hicimos, tenemos un radio de unos cuantos kilómetros.” Ashanti y Min Ho
observaban el mapa. “Si nos equivocamos de pueblo, podríamos terminar en
cualquier lado.”
“Trenque Lauquen.” Dijo Hakoon mientras
volvía de revisar el interior de la estación de servicio. “Dentro encontré un
cartel que aún se puede leer y ese es el nombre del pueblo.”
Ashanti y Min Ho miraron el mapa y encontraron el
nombre.
“Bueno estamos dentro de lo que habíamos
calculado.” Afirmó Ashanti. “Esto no es un pueblo, es una ciudad, según como
está marcada en el mapa, la ruta pasa por las afueras. Ruta nacional cinco y
sigue hasta otra ciudad, Santa Rosa.”
“¿Mañana seguimos ésta ruta hasta esa ciudad?”
Preguntó Nasim.
“Es una idea como cualquier otra.” Dijo
Hakoon. “Si alguien tiene otra idea.”
El resto de los jóvenes asintieron y quedaron
todos de acuerdo, pasarían la noche en Trenque Lauquen y al día siguiente
seguiría la ruta.
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