Tasya pudo mantener una velocidad bastante
constante por unas horas, pasaron por algunas estaciones de servicio
abandonadas, pero aún no había señales de habitantes humanos.
Después de una curva a la izquierda había más
árboles a los costados de la ruta, entre los árboles se podían ver algunas
casas.
“Según el mapa estamos entrando en Santa
Rosa.” Comentó Andrea.
Tasya disminuyó un poco la velocidad, pero en
los minutos siguientes no encontraron a nadie, en un tramo sin árboles vieron
una casa grande.
“Ése debe ser el hotel que está señalado
acá.” Andrea apuntó con el dedo en el mapa, antes de una curva a la derecha.
Tasya siguió avanzando y después de esa curva
la ruta se volvió claramente más urbana, con ocasionales dársenas para cruzarla
y las casas abandonadas eran más numerosas, estaban entrando ya en la ciudad,
ahora había dos calles paralelas a cada lado de la ruta y en un punto las dos
manos de la ruta estaban divididas por un bulevar, siguieron unos minutos hasta
que llegaron a una unión de con otra ruta, Tasya detuvo el vehículo.
“¿Qué sucede?” Preguntó Andrea.
“Necesito estirar un poco las piernas.” Tasya
abrió la puerta y salió a caminar.
“¿En medio del cruce?” Preguntó Andrea. “Al
menos podrías parar bajo la sombra.”
“No es mala idea,” agregó Ashanti, “mejor
estiremos todos las piernas.”
Tasya estaba parada en el cruce de las rutas
mirando en cada dirección, un minuto después volvió al vehículo y le pidió el
mapa a Andrea, Tasya observó el mapa y lo que los rodeaba para ubicarse mejor y
con el dedo siguió una ruta hasta un punto.
“¿25 de Mayo?” Preguntó Andrea observando lo
que hacía Tasya. “¿Cómo lo sabes?”
Tasya simplemente se encogió de hombros.
“Revisemos cuánta agua tenemos.” Les dijo
Haakon.
Todos hicieron el recuento de la cantidad de
agua que les quedaba, tenían suficiente para una semana, dato que los
tranquilizó.
“Vamos entonces.” Tasya esperó a que todos
estuvieran en sus lugares y volvió a tomar el volante del vehículo.
Avanzó hasta el cruce, dobló a la izquierda y
avanzó en dirección sur, la ruta estaba relativamente en condiciones, lo que
les permitía avanzar a buen ritmo, pasaron por un breve trecho donde había
señales de inundación, pero el vehículo cruzó sin contratiempos, un rato
después llegaron a lo que fuera un poblado, ahora abandonado y siguieron
después de eso pasaron por otro cruce de rutas, pero Tasya no se detuvo ni
dudó, siguió avanzando un tiempo después encontraron otra estación de servicio
y un parador abandonados, unos cuantos metros después había una bifurcación,
Tasya tomó la bifurcación con una amplia curva a la derecha y continuaron en
dirección oeste.
“¿Por dónde estamos?” Le preguntó Ashanti a
Andrea.
Andrea le señaló en el mapa, “Ruta Nacional
152, el próximo poblado es General Acha, ¿creen que encontraremos a alguien
ahí?”
“No parece probable.” Nasim miraba por la
ventana mientras hablaba. “Todos los pueblos que cruzamos estaban abandonados.”
“No nos detendremos,” Tasya les dijo mientras
mantenía la vista en el camino, “el día está despejado y quiero aprovechar al
máximo la luz.”
Pasaron por General Acha y vieron lo mismo
que en los poblados anteriores, casas abandonadas. Después de eso llegaron a otra bifurcación y
Tasya siguió por la ruta de la derecha,
aún rumbo oeste, el paisaje estaba lentamente cambiando, ya no veían tantos
árboles, la maleza era baja y parecía más bien vegetación de zonas áridas.
Siguieron avanzando, el asfalto de la ruta
mostraba claras señales de deterioro, lo que era de esperar después de tanto
tiempo sin mantenimiento, el vehículo se comportaba como si estuviera llendo
por un camino casi liso. Cruzaron otro poblado marcado en el mapa con el nombre
de Chacharramendi, pero solo vieron unas pocas casas espaciadas.
El sol ya estaba en lo alto y comenzaba su
descenso hacia el oeste cuando llegaron a otro poblado. Andrea revisó el mapa.
“Éste debería ser La Reforma, si hay un
puente que cruza un río del otro lado.”
Efectivamente después de las casas había un
puente pequeño que cruzaba un río, con poco caudal, pero se apreciaban las
señales de que en algún momento del año corría más agua. Siguieron avanzando un
par de horas más.
“Ésta recta parece eterna.” Comentó Min Ho.
“El paisaje tampoco ayuda.” Dijo Andrea.
Pasaron unas horas más, que les parecieron
interminables y llegaron a un cruce de rutas importante.
Tasya tomó
el camino hacia la izquierda que unía a la ruta en dirección sur. Vieron
uno estación de servicio abandonada y un hotel con el cartel del nombre aún
leíble.
“Cruce del desierto.” Leyó Andrea. “Parece
apropiado sentido del humor.”
La tarde ya estaba avanzada cuando llegaron a
otra estación de servicio abandonada con una rotonda y otro hotel.
Tasya disminuyó la velocidad y se detuvo a la
sombra de unos árboles.
“Descansemos aquí.” Dijo antes de abrir la
puerta y salir a caminar un rato.
Los
jóvenes descendieron del vehículo y observaron el lugar. Se dieron cuenta que
el ría estaba a unos metros, ancho y caudaloso.
“Mejor revisamos bien el lugar antes de
dormir.” Marama hablaba por primera vez desde que comenzaran el viaje ese día.
“Buena idea,” dijo Ashanti, “en pares para
mejor seguridad.”
Se dispersaron en pares para revisar el
lugar, salvo Tasya que se quedó junto al vehículo.
Unos cuantos minutos después todos estaban de
regreso sin haber encontrado señales de habitantes humanos.
Prepararon un poco de comida y cuando ya
estaba anocheciendo se dispusieron a dormir, pero esta noche dos de ellos
harían turnos de guardia.