domingo, 3 de diciembre de 2023

Paseo por el parque Pereyra

         Era una hermosa mañana primaveral de Noviembre, salí temprano de casa, fui hasta la estación de Constitución y abordé el tren hasta la estación Pereyra. Aún se percibía esa delicada humedad matinal y el aroma de la naturaleza tupida del parque. Ceteo la compu de la bici en cero y arranco con la pedaleada, incontables veces he circulado por los distintos caminos del parque, haciendo distintas combinaciones entre los senderos, con saltos, sin saltos, algunos con la vegetación más cerrada que otros.

Un poco más de dos horas de estar pedaleando me detuve a refrescarme un poco junto a una antigua válvula de uno de los arroyitos escondidos entre la vegetación. De pronto la luz natural se fue apagando, "parece que se está nublando feo" pensé, pero el pronóstico del tiempo había dicho cielo despejado todo el día, igual son más las veces que le erran, así que no le di mucha importancia, pero unos segundos después el bosque se fue oscureciendo cada vez más, "debe ser una gran tormenta", pero unos segundos después la oscuridad se volvió absoluta, no podía ver nada de nada, tanteando con mis manos llegué al manubrio de mi bici y encendí una de las linternas.

La luz me dio algo de tranquilidad, pero una sensación de aprensión me invadió, me quedé quieto y me di cuenta que no se escuchaba nada, ni el sonido del agua que circulaba unos metros a mi derecha. "Mejor vuelvo a la estación del tren." Comencé a pedalear confiando en mi memoria de tanto tiempo circulando por los caminos del parque, llegué hasta el árbol de cristal, donde tuve mi primer sobresalto, desde donde había arrancado, no podría haber llegado al árbol de cristal, tomé una buena bocanada de aire para relajarme y emprendí el regreso, seguí el camino de siempre, a la izquierda en la entrada de la escuela de policía, sortear la tranquera sin caer al río y de ahí derecho hasta.... algo no estaba bien, hice un paneo con la linterna para ver un poco el entorno, para mi horror me encontraba en la cantera, pero nunca doblé a la derecha ni recorrí la bajada.

Me llevó unos minutos calmarme, pero logré recobrar un poco el control y decidí hacer el camino de regreso a la estación, esta vez si estaba la pendiente, la que subí casi sin esfuerzo y encontré el camino principal, los restos de asfalto eran casi reconfortantes. Seguí avanzando en línea recta, sin desviarme, llegué para mi alivio a la tranquera de entrada al parque. Al cruzar por el costado de la tranquera fue como si se levantara el telón de un teatro, la luz del sol casi me cegó, los sonidos invadieron mis oídos, pero mi cerebro tardó en procesar la escena, policía, bomberos, equipos de rescate, periodistas y curiosos me miraban con asombro y perplejidad dibujado en sus rostros.

Yo me quedé inmóvil sin saber que hacer, uno de los oficiales de policía acompañado por un bombero y una médica se acercaron y me hicieron una serie de preguntas.

"No entiendo" les dije, "vine en el tren ésta mañana y estuve un par de horas pedaleando, pero se nubló feo y me perdí un poco, pero pude volver." mirando la magnitud del operativo pregunté "¿que está pasando"

EL bombero me dijo con tono calmo. "Hubo denuncias de múltiples desapariciones, llevamos tres días peinando el parque, pero usted es el primero que aparece de la nada."

"¿Tres días?" pregunté sorprendido, "no puede ser, habré estado como mucho tres horas pedaleando, mis piernas no las tengo ni cansadas"

"¿Puede decirnos que le sucedió?" Me preguntó el bombero.

"Paré a descansar junto a una de las válvulas del arroyo y de pronto se nubló todo, casi no se veía nada, usé las luces de mi bici para volver, pero ¿tres días? imposible, fíjense en la computadora de la bici, la puse en cero antes de salir." agarré el manubrio y un pánico increíble invadió mi cuerpo, el reloj marcaba 74:27 horas de recorrido.

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