martes, 9 de marzo de 2010

Bailando en el Titanic

Todos en algún momento nos encontramos sobre una lujosa cubierta, rodeados de un crucero de ensueño pensando que nada puede hundirlo.
Muchas veces se llega a buen puerto y ese viaje se termina para poder seguir con otra aventura.
Pero hay veces en las que la trajedia atrapa a ese crucero y el indestructible se va a pique, llevándose cuanto pueda agarrar hasta los abismos oscuros del fondo más profundo.
Cuando las condiciones hacen que no se pueda ver el icebereg a tiempo, el pánico causa estragos.
Pero que pasa cuando el crucero encuentra la trajedia, no por un iceberg, ni un tsunami, ni nigún otro cataclismo?
Que sucede si simplemente unos de sus tripulantes deja que se agoten las calderas y abandona el crucero para huír a toda velocidad en un fuera de borda?
QUeda flotando cual buque fantasma hasta que el mundo cambie su forma o quién fué abandonado en cubierta pueda barrenar las corrientes hasta un lugar seguro, o alguién responda a su SOS y pueda remolcarlo a puerto.
Cuando el motivo por el que ese crucero se hunde es consecuencia directa del accionar de ciertos oficiales, quienes se dedicaron a exprimir a la tripulación y llevarse cuanto tesoro pudieran cargar.
Cuando la bomba explota y el crucero escora peligrósamente, contándose su vida de flotación en cuestión de minutos, que sucede con quienes quedaron dentro?
Hay quienes se escapan al primer segundo dejando al resto librado a su suerte.
Hay quienes ayudan con la evacuación.
Hay quienes a pesar de saber que no puede evitarse, hacen todo lo posible por retrasar el fatídico final.
hay quienes dentro de ese caos buscan culpables para colgar, sin importar si son realmente los causantes.
Aquellos que lo vieron venir, pero que nadie creyó en ellos, permancen en calma y salvan lo que pueden antes de salvarse ellos mesmos.
Quién puede predecir el momento exacto de la catástrofe?
Solo quién planea el hundimiento, pero una vez detonado, quién puede decir como reaccionará cada uno?
En algunos casos es fácil, pero en otros no tanto y algunos de esos son sorpresas nada agradables.
Lo mejor es mantener la calma y observar el panorama, ayudar a quién quiera ser ayudado y a quién podamos ayudar, deseando que nuestros seres queridos se encuentren en otras aguas y lleguen a buen puerto a salvo y felices.

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